lunes, 22 de julio de 2013

Más allá del bulevar


Vista parcial del bulevar tunero en plena actividad
El centro de la ciudad de Las Tunas ha recibido en los últimos años el beneficio de la restauración y, más aún, de la remodelación.

La presencia  de los constructores y las molestias que a veces ocasiona el verse obligado a tomar otra vía para evitar las obras, nos recuerdan constantemente que aún no se termina el tan ansiado bulevar.

Sin embargo, mientras hoy se construye un tramo en la calle Francisco Varona, la mayoría de los transeúntes tuneros nos acostumbramos a la arteria que, orgullosos, llamamos el Bulevar y que a diario vemos inundarse de gente, apenas despunta el sol.

Nuestro bulevar se construyó en la calle Francisco Vega, una de las más transitadas y céntricas, la misma que atraviesa la avenida Vicente García, o mejor, la Carretera Central, y que conduce a los barrios periféricos La Loma y El Marabú.   

Los visitantes pueden disfrutar mientras lo recorren de un bonito paseo, sobre todo destaca la limpieza y las plantas de jardín que alegran y dan una nota ambientalista a los establecimientos y viviendas del entorno.

Algunos entran a las tiendas recaudadoras de divisa, otros se detienen  en los pequeños mercados de los cuentapropistas, vendedores particulares de ropa y alimentos, o quizás buscan que le presten un servicio en la peluquería, en la  joyería o en cualquiera de los puestos que por allí abundan.

La empresa comercial telefónica Telepunto y el salón de limpieza de calzado El Brillo, también muestran orgullosos sus virtudes, en tenaz emulación con la tienda de arte cubano Artex que les sigue, un poco más adelante.

Claro que descubrir al centro cultural Huellas con sus variadas propuestas es el próximo paso para los que llegan decididos a explotar al máximo las posibilidades de recreación sana del entorno.

Hasta allí es preciso llegar para conocer más de esta ciudad  y en medio del ambiente familiar y agradable de la institución, exposiciones, plantas, las ofertas gastronómicas, la música… sentirse bien acogido, como en casa.  
  
Pero, imposible pasar por el bulevar sin fijarse en la heladería Las copas, siempre colmada de gente, principalmente de niños acompañados de sus padres o de jóvenes en busca de refrescarse un poco del calor.

La exhibición de artesanías será una parada obligada, a pesar de que La casa azul -uno de los comercios más concurridos de la ciudad - hace competencia a los vendedores de aretes, collares, sortijas, carteras…

El Piano Bar, con ofertas gastronómicas y espectáculos culturales, y una red de prestaciones gastronómicas compuestas por el restaurante Nuevo Mundo con comidas y bebidas autóctonas, la dulcería Las Delicias y un mercado de frutas, hortalizas y jugos completan los atractivos del paseo por el Bulevar.

Para el visitante, quizás nuestro Bulevar no pase de ser bonito o interesante, para los tuneros es orgullo, historia, parte nuestra, espíritu y tradición, que en algunos años no solo se apreciará por su elegancia sino por ser el fruto de un pueblo que se renueva cada día.





martes, 9 de julio de 2013

La venadita herida


Frida Kahlo
"No estoy enferma, estoy rota; pero, estoy feliz de estar viva mientras pueda pintar. "
Frida Kahlo


Una mañana lluviosa de julio, en Coyoacán, México, nació Magdalena Carmen Frida Kahlo y Calderón. La niña que abrió sus ojos al mundo un día nublado, conoció durante su vida el amor, la tristeza, el dolor… y legó a la humanidad una obra plástica de incomparable calidad y belleza.
Mucho se ha escrito de Frida, opiniones diversas ha suscitado su personalidad marcada por el infortunio, una salud maltrecha desde muy temprano y escándalos por su contradictorio carácter y sus infidelidades conyugales.
A través del tiempo algunos críticos o biógrafos la han considerado como una de las grandes divas de la historia; otros la han tomado por una bebedora de tequila, fumadora, drogadicta y narradora de chistes subidos de tono; algún malintencionado solo ha recordado a la bisexual que vestía fastuosos vestidos indígenas o a quien organizaba orgías en las que participaban personalidades de su época: pintores, escritores, políticos…
Un poco de todo ello fue esta mujer de vida escandalosa. Sin embargo, la realidad es que Frida está por encima de cualquier juicio crítico o discriminación por razones de cultura, raza, preferencia sexual o corriente artística. La calidad de su obra la sitúa en un pedestal superior, lejos del alcance de la maldad y el menosprecio.
Para aquilatar en toda su dimensión el valor de esta mujer singular hay que conocer los detalles de una vida signada por la enfermedad y los dolores físicos. Solo contaba con seis años cuando la poliomielitis la mantuvo postrada durante nueve meses y como consecuencia su pierna y pie derecho quedaron deformados. Por si fuera poco, a los 18 estuvo envuelta en un terrible accidente de autobús que cambió su vida para siempre.
Es en esta etapa cuando se inclina por la pintura, distracción que le proporcionaron sus padres para hacerle más llevadera la permanencia en cama. Poco a poco adquirió destrezas y habilidades que unidas a su talento innato pronto despertaron la admiración de quienes disfrutaban sus obras.
A los 22 años conoció a Diego Rivera, el famoso muralista mexicano a quien
Frida con su esposo, el pintor mexicano Diego Rivera
llamó el segundo accidente de su vida. Con él estuvo casada, divorciada y luego vuelta a casar; pero, su amor por el pintor, la sostuvo en medio de sus tragedias personales, tanto como su amor por México.
Frida no pudo tener hijos; el accidente y las más de 30 operaciones que sufrió para arreglar su pierna o su columna, le impidieron ser madre. En tres ocasiones acarició la ilusión de acunar un bebé en sus brazos, el fruto de su amor por Diego. Tres veces abortó, quedando sumida en la depresión y la soledad.
Quizás por esta razón se consoló con muñecas o mascotas y fumó y bebió en exceso; quizás era esta la causa de su rudeza al hablar, los escándalos en fiestas, las provocaciones, el desafío a la sociedad que la condenaba sin saber qué había más allá de la apariencia.
Para quien pretenda ahondar en ese “más allá” es obligado penetrar en su carne lacerada, en su orgullo roto por las repetidas infidelidades de Diego, en la maternidad frustrada que la condenó más que nada a la soledad, en la necesidad casi enfermiza de vivir en su México natal y no en Estados Unidos ni en ninguno de los países que visitó. 
Cierto es que ella creó su propio mundo, un universo lleno de cuadros, la mayoría de ellos retratos suyos, pintados desde la obsesión y el desengaño, la tristeza o el grito de rebeldía. "Pinto autorretratos porque estoy sola muy a menudo, y porque soy la persona que mejor conozco… ", dijo en una ocasión. De esta inclinación por pintarse nace el cuadro La venadita herida.
La venadita herida
Verdad también que estuvo políticamente definida, aunque en ocasiones se contradijo por un exceso de pasión o por escandalizar a los demás. Durante los últimos años que vivió, casi en cama, dedicó su pintura a reflejar su credo político y algunos de sus cuadros muestran la hoz y el martillo.
Pero, por sobre todas las cosas, su prioridad era el trabajo. Una vez, mientras estaba hospitalizada dijo: "Cuando salga de aquí, hay tres cosas que quiero hacer… pintar, pintar y pintar". Solo el lienzo y los pinceles la mantenían con vida… y Diego, a pesar de sus desencuentros él la animaba a seguir adelante, a continuar su obra que se exhibía en los mejores salones del mundo.
Cuentan los biógrafos de Frida que por momentos ella consideró la idea del suicidio; no obstante, no puede haber nadie tan vital en una situación similar: su cuerpo como el de una muñeca deshecha la condenaba a guardar cama o a usar drogas para soportar el dolor; su alma clamaba por la libertad física que le estaba vedada en sus condiciones. 
Cuentan además que su adicción a los narcóticos acabó con su habilidad para pintar y a sus últimos cuadros se le señalan errores.
La noche del 12 al 13 de julio de 1954, llovía en Coyoacán, México. En la casa donde nació 47 años antes falleció esa noche Frida Kahlo, en medio de la tristeza de la llovizna al caer y el llanto de los más allegados. La causa de su muerte fue embolia pulmonar, aunque los pensamientos suicidas expresados en su diario hicieron pensar a algunas personas que quizás se suicidó.
Hasta el final Frida quiso escandalizar a sus admiradores y al ser introducido su cuerpo en el crematorio, una ola de calor la hizo incorporar, el cabello envuelto en llamas.
Esta singular mujer había llevado una vida extraordinaria; ella misma era una mujer extraordinaria. Legó al mundo más de 200 cuadros, dibujos y esbozos en los que dejó impreso un mensaje de dolor y en los que no solo aparece retratada en cada pincelada, también alienta en ellos su México natal, el que tanto amó.
Hoy no creo que haya mejor manera de recordar a Frida Khalo que disfrutando su obra; en ella parece renacer para decirnos: “estoy feliz de estar viva mientras pueda pintar. "