Los jóvenes visten según sus intereses y posibilidades. |
La moda no existe
sólo en los vestidos. La moda está en el cielo, en la calle, la moda tiene que
ver con las ideas, la forma en que vivimos, lo que está sucediendo.
Coco Chanel
En el
mundo de la moda siempre hay secretos por descubrir, sobre todo si queremos
lucir bien y encontrar nuestro propio estilo, ese que se arma con pequeños
detalles y tiene que ver con criterios propios y ajenos, con cánones
preestablecidos o con nuestra creatividad.
El
universo de la imagen abarca aristas que definen el acabado perfecto: porte,
peso, vestuario apropiado para las diferentes ocasiones, peinado, maquillaje,
uso de accesorios; pero, sin dudas, un lugar importante en ese cosmos sin
límite, lo ocupa la ropa.
Son las
féminas las que más “sufren” los dictados de la moda; no obstante, no hay sexo
ni edad que se exima de preocuparse por no deslucir en un grupo cuando se lleva
“ropa chea”.
En cuanto
a lo que es o no ridículo, está fuera de lugar en una actividad determinada o
es sencillamente horroroso, varían los criterios.
El verano
es una muestra de cuantas tendencias diferentes confluyen. El calor asfixiante
de estos días hace que la gente, especialmente los jóvenes, salga a las calles con
variedad de modelos y colores, pero siempre tratando de usar un vestuario
fresco para atenuar las fuertes temperaturas.
De esta
manera es común ver a las muchachas con chores muy cortos, topes o blusas con
un hombro descubierto; mientras otras andan con chaquetas y pantalones de
mezclilla para proteger del sol los brazos y las piernas.
Pero, no hay
un patrón para las pepillas, algunas prefieren las mini y no falta quien luzca
una falda larga hasta el tobillo, aunque sea de tela de algodón, que hay de
todo en la viña del señor.
Para los
varones es más fácil elegir, solo que en ocasiones andan “demasiado frescos”,
en camisetas y chores o pesqueros en lugares y horarios inapropiados.
Nada, que
a vestir y andar a la moda también se aprende, solo que en nuestro país aún
falta orientación en este sentido, aunque se aprecian los esfuerzos porque
continúe saliendo la revista Mujeres -con
bellos modelos para todas las edades
y tipos- y en programas televisivos como De
tarde en casa, del canal Educativo, los especialistas aporten consejos y
experiencias.
Mientras,
en ciudades como la nuestra se siguen haciendo las pasarelas de fines de semana
y las artesanas y costureras se esmeran en propuestas diferentes que podemos
encontrar en el Fondo de Bienes Culturales o en tiendas de cuentapropistas.
Dicho de
este modo, parece sencillo: las vías para lograr distinción existen, pero no es
el caso cuando vamos a elegir la ropa adecuada para una salida, más o menos
elegante, y no encontramos en el ropero nada que nos satisfaga.
Nos
preguntamos entonces, si no falta también el empeño por nutrir los mercados de tejidos
y ropa acorde con las necesidades individuales -sobre todo variada y accesible
a nuestros bolsillos- para que cada uno tenga la posibilidad de escoger lo que
mejor le quede.
En tanto no
tengamos esa opción, se impone vestir con sencillez; elegir la
ropa que nos haga sentir cómodos; contar siempre con la calidad de la
confección y educar nuestro buen gusto y mejor discernimiento en el campo de la
cultura de la moda y sus encantos.
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