viernes, 1 de noviembre de 2013

Bajo el manto de la Virgen

Santuario de El Cobre en la provincia de Santiago de Cuba.

“A El Cobre hay que llegar temprano porque lo bonito es ver la misa”, dice el fornido chofer que culpa de su retraso a los clientes de la Base de Ómnibus de Las Tunas, que esperan impacientes por su llegada para visitar el Santuario de El Cobre en la provincia de Santiago de Cuba. Es el amanecer del 17 de agosto de 2013.

En El Cobre se encuentra la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba, quien es algo así como una madre protectora para una gran parte de los cubanos.

Hay que recorrer más de 200 kilómetros para llegar a la ciudad de Santiago de Cuba, la segunda en importancia de la Mayor de las Antillas, por lomas inclinadas que allá en lo alto parecen mirar las palmas desde un avión en pleno vuelo.

Es lindo el camino que en ocasiones bordea parte de la Sierra Maestra, la mayor de la Isla, con su verde vegetación y sus abismos profundos donde terminan las elevaciones.

“Y si vas a El Cobre quiero que me traigas…”

A El Cobre se llega con un sol radiante y clima caluroso, típico del verano en Cuba, aunque no es tan fuerte por la fresca brisa que bate bajo los almendros frente al parqueo, el cual se encuentra por detrás del bellísimo templo de adoración.


De lejos se escuchan las últimas palabras de la Santa Misa. Algunos viajeros se desmontan presurosos para recibir lo poco que queda por decir de un mensaje de paz, y otros menos interesados aprovechan el tiempo para tomarse fotos de recuerdo.

Por la parte trasera de la monumental edificación dos ángeles dan la bienvenida, y la impresión de custodiar el lugar. El de la izquierda tiene su mano derecha extendida y su dedo índice apuntando al cielo; en cambio, meñique, anular y mayor, señalan ligeramente hacia la tierra como para indicar que Dios está en todas partes y se manifiesta de tres formas diferentes.

Cerca de la puerta de entrada los lugareños venden piedrecitas, que algunos compran como un recuerdo y otros como amuletos contra las malas influencias espirituales.

Creyentes encienden velas y piden a la Virgen de la Caridad de El Cobre.Creyentes encienden velas y piden a la Virgen de la Caridad de El Cobre.Dentro del Santuario, imágenes de Jesucristo indican 12 momentos de su sufrimiento como Dios hombre sobre la tierra hasta su sacrificio en la cruz. Al terminar la liturgia algunos creyentes se dirigen hacia el Cristo crucificado -a la derecha desde la entrada- donde encienden velas y piden a Cachita, como se le llama popularmente a la imagen de la Virgen de la Caridad de El Cobre, que interceda por ellos, los pecadores, ante Dios padre.

En ese mismo recinto, hacia el frente, una muestra de los más diversos objetos, prendas, diplomas y grados militares, forman parte de una extensa colección de promesas cumplidas por los creyentes como obras de su fe.

Detrás del púlpito, en lo alto con su rostro casi indistinguible, la Patrona de Cuba parece que observa y bendice toda la ceremonia cristiana, donaciones y ofrendas que allí se realizan.

Tradicionalmente hay un sacerdote al centro izquierdo del santuario, quien hace una rociada de agua bendita sobre las cabezas y bendice a los creyentes que se toman fotos simbólicas de un momento que consideran de comunión con Dios. Esta vez el protagonista es el Rector de El Cobre, conocido cariñosamente como Padre Geño.

Del lugar no escapa un Cristo yacente, el cual representa a Jesucristo
muerto, tendido para su entierro, una vez crucificado y trasladado al Santo Sepulcro con una herida en el costado derecho. Ante esa imagen se puede ver algún que otro peregrino pidiendo perdón, amor y esperanza para su vida.

Agua y fuego

Hay tanta fe cristiana que casi nadie quiere regresar a su casa sin pasar por la fuente del agua bendita, cerca de la puerta de entrada, donde la Hermana Social María Pal, reparte el codiciado líquido unido a un mensaje de paz para los que allí asisten.

La diminuta mujer explica el significado de la cruz de agua que los visitantes se hacen sobre la frente para sentirse protegidos contra el mal y purificados de sus pecados.

“Únteme agua, únteme”, dice un hombre desesperado como si se estuviera quemando por dentro y por fuera. Una vez satisfecho su anhelo dice sentirse fortalecido en la fe y deja debajo de aquel techo la carga que le atormentaba.

Ahora el creyente se marcha para su casa donde le seguirá encendiendo velas y orándole a quien es considerada Santa Patrona de Cuba por la Iglesia Católica Romana, pero que en el culto sincrético de la santería afrocubana tiene su símil en Ochún, deidad u orisha del panteón Yoruba, quien se caracteriza por ser una mujer zalamera, alegre y bailadora, cuyo color es el amarillo.

Es típico ver en la carretera que conduce a El Cobre y cerca del Santuario a vendedores con cajas de flores de ese color, preferiblemente girasoles, como ofrendas a la Virgen de la Caridad de El Cobre, que en este caso podría ser venerada como Ochún por muchos de los que así proceden.

Interior del Santuario de El Cobre.Interior del Santuario de El Cobre.También en la entrada del lugar se pueden encontrar réplicas de imágenes de la virgen de los más disímiles tamaños hechas de madera o yeso.

Y así, en medio de toda esta simbología y significado que existen en torno a la virgen católica o deidad afrocubana, lo que para los cristianos católicos es agua bendita de una fuente, para espiritistas y santeros es agua implorada que también protege y purifica.

De regreso, en el rostro de las personas hay satisfacción por su encuentro con la Patrona de Cuba. La fe se multiplica ante nuevos sueños y metas. Desde su templo en El Cobre, la Virgen los protege y los guía por caminos de paz y prosperidad.



Publicado en Tiempo21 el viernes, 25 de Octubre de 2013.
Autor:  Ernesto Gutiérrez Pino y un equipo de trabajo integrado por Ada Cristina Higuera, Yerlanis Batista, Rosa María García Vargas.

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