sábado, 29 de junio de 2013

Raúl Ferrer, el retorno del maestro


De mi voz he llevado la poesía como se lleva a un niño de la mano.
Raúl Ferrer

Conocí a Raúl Ferrer el primero de julio de 1991 durante la celebración de una Jornada Cucalambeana. La imagen de aquel hombre mayor, pero lleno de vitalidad, entusiasmo y amor por la poesía quedó grabada en mi memoria para siempre y guardo de aquellos gratos momentos un libro dedicado por él: El retorno del maestro.

Para entonces Raúl había cumplido ya los 76 años; sin embargo, impresionaba por su magnífica memoria para recitar las décimas que había escrito durante años, resumen de una vida dedicada a la enseñanza y a la poesía.

De la plática con el poeta emergían sin forzarlas las anécdotas y así supe que comenzó a trabajar en una cuadrilla de tuberos en el central Vitoria, en Yaguajay. Esta experiencia le valió estrechar vínculos con la clase obrera, conocer sus inquietudes y necesidades, además de familiarizarse con sus luchas y representarlos como dirigente sindical.

Pero, con especial placer hablaba Ferrer de su labor como maestro; recuerdo que sus ojos se iluminaban cuando recordaba la escuelita del central Narcisa, donde se inició en esta hermosa tarea de enseñar a los niños en el año 1937.

Su formación era autodidacta, no obstante, su amor por la profesión le permitió descubrir  métodos novedosos para llevar a sus alumnos los conocimientos más diversos, desde las primeras letras hasta quiénes eran los héroes de la patria: José Martí, Antonio Maceo, Frank País, por solo citar algunos de los nombres que incluyó en los versos con los cuales enseñaba historia en su aula.

Claro, el poeta no pudo separarse del maestro, al contrario: Raúl encontró en las estrofas el principal recurso para enseñar a los niños sin agobiarlos con largas peroratas. Y esos versos, o al menos la mayoría, integran el libro El retorno del maestro.

Válido es imaginar cuánto significaría la palabra del maestro en la pequeña escuelita, allí donde antes nunca nadie se preocupó por enseñar a los hijos de campesinos.

La clase es una paloma
En la escuela de cristal.
En el mar sería la sal
y en la flor sería el aroma.
Por la clase, limpio asoma
de los niños el lucero.
Darla bien es lo primero,
que ella resume el amor,
la vergüenza y el honor
del maestro verdadero! 

Así era la clase del maestro poeta Raúl Ferrer. En sus versos aparece descrita como lo más limpio y puro, resumen de amor, dignidad, consagración.

Solo leyendo una y otra vez los poemas reunidos en el citado libro llega uno a entender la dedicación que puso Raúl en la enseñanza. Por sus páginas desfilan diferentes momentos de su vida y todos están vinculados estrechamente a la profesión que eligió para ganarse el pan, a la par que formaba hombres honrados e instruidos.

A su actividad docente unió de manera indisoluble la creación poética y la lucha por defender los derechos de los pobres y oprimidos. Por eso organizó la Federación Nacional de Maestros Rurales en la que fue dirigente, desde el municipio a la provincia y de esta al ejecutivo nacional.

Hasta el triunfo de la Revolución, el primero de enero de 1959, Raúl desarrolló una ardua tarea como dirigente, a favor de la unidad de los maestros y en defensa de la escuela pública. Desde su posición como miembro del Comité Socialista de Maestros no dejó batalla por librar que creyera útil para su objetivo supremo: llevar la luz del saber a cada rincón del país.

Su propósito se hizo realidad con la llegada de los barbudos a La Habana. La Revolución traía la esperanza a una patria nueva, enardecida por el júbilo de la victoria y necesitada de hombres y mujeres capaces de llevar adelante el proceso de cambios que había propuesto Fidel en uno de los postulados de La historia me absolverá: la educación, derecho de todo el pueblo.

Estas circunstancias le daban la oportunidad de contribuir con todo su tiempo y esfuerzo a llevar la instrucción a miles de personas que antes se vieron privadas del estudio por ser pobres, obreros o campesinos.

Su trayectoria como dirigente en el sector le permitió ocupar importantes responsabilidades en el Ministerio de Educación. En 1961 desarrolló un intenso trabajo en la Comisión Nacional de Analfabetismo y participó en todos los actos en que se declaraban los Territorios Libres de Analfabetismo de los diferentes municipios y provincias del país.

También participó en el Congreso Constituyente del Sindicato Nacional de la Enseñanza que tuvo lugar entre el 22 y el 24 de noviembre de 1961, en el Círculo Social Obrero "Félix Elmuza". En ese evento resultó elegido como Secretario de Organización.

Otras tareas que asumió con igual seriedad, disciplina y sencillez fueron las de Asesor Nacional de la Educación Obrero-Campesina y posteriormente la de Viceministro de Educación. Dio seguimiento al proceso de  alfabetización en todo el país, a la superación obrero-campesina y a la batalla por el sexto y noveno grados.

En 1981 fue designado Consejero Cultural en la Embajada Cubana en la URSS, y al regresar encabezó la Comisión Nacional de Promoción de la Lectura.

Es este Raúl Ferrer el mismo de los versos dedicados a La campaña:

Este derecho es de nosotros!
Los que ayer no sabíamos ni leer ni escribir.
Hay un filo cortando las sombras y las vendas
Y sobre la cartilla se pone Cuba a sonreír!

En la dura jornada
Salió de pronto el pueblo a trabajar.
De puerta en puerta los maestros.
Nadie se cansa de buscar.
Jóvenes estudiantes
Dejaron por millones sus escuelas
y arrancaron al libro de los campos
Una lección que nunca más
podrán los estudiantes olvidar.
………………………………………………….

Nuestro el secreto de los libros y los números,
Pondremos más victorias en sazón,
Y seguiremos conversando por la tarde
Con la sabia maestra
Que es la Revolución!

El retorno del maestro fue publicado por la editorial Gente Nueva en 1990. Con frecuencia tropiezo con este volumen, entonces releo las palabras que escribió Raúl en la dedicatoria, segura de que no podrá ser olvidado quien dio tanto amor en sus versos y en las aulas: 

Para que la familia feliz que integran tu esposo, tu joven hijo y tú guarden este recuerdo de un maestro amigo, aquí les dejo este libro que trata de recoger mi vida en su parte más importante: niños, jóvenes, maestros, escuelas, militancia junto a los héroes y mártires y aconteceres de nuestra patria en su vida de eternal batalla desde que Colón tropezó con ella… Y no me olviden!







miércoles, 19 de junio de 2013

Por la paz, el pan y las rosas





El 19 de junio de 1953 se consumó uno de los más horrendos crímenes que recuerda la humanidad. Ese día murieron en la silla eléctrica Ethel y Julius Rosenberg.

La acusación y el juicio

Las circunstancias que rodean el juicio y la ejecución de los jóvenes esposos han sido ampliamente divulgadas durante los 60 años transcurridos desde la aciaga fecha. Todo comenzó en el verano de 1950, cuando Ethel y Julius son arrestados y acusados de conspiración por cometer espionaje al servicio de la Unión Soviética y el haber facilitado a ese país el secreto de la bomba atómica.
La acusación se basó en falsos testimonios –sobre todo de David Greenglass, hermano menor de Ethel, y de Ruth Greenglass, esposa de David- además se presentaron pruebas inconsistentes que no convencían a ningún jurado.
Era la época de la “caza de brujas”. Una atmósfera de tensión mundial y miedo nacional marcó el proceso de principio a fin. Reconocidas figuras del arte, la ciencia y otras esferas permanecían controladas por la sospecha de ser comunistas o tener alguna simpatía por el movimiento. Muchos fueron enjuiciados y encarcelados por esa razón.
En ese contexto los Rosenberg fueron detenidos y encarcelados. La espera en prisión también les sirvió para dejar un conmovedor testimonio a la humanidad. Las cartas escritas tras las rejas por aquellos días, las fotos, las apelaciones, constituyen la mayor prueba de la inocencia de Ethel y Julius y un hermoso legado de amor, confianza y fe en el futuro.

Quiénes eran los Rosenberg

Ethel y Julius descendían de familias judías de origen humilde y como tal solo aspiraban a trabajar y ser felices juntos. Ella era oficinista; él, ingeniero. Ambos habían participado en huelgas obreras y otras actividades de corte progresista como el apoyo a la República Española.
Ethel fue activista sindical y en esa función desempeñó un papel protagónico en la organización de campañas sociales y políticas hasta quedar embarazada a mediados de 1942.
Julius permaneció activo mucho más tiempo y entre las actividades que desarrolló desde 1943 hasta 1945 cuenta la defensa de los obreros que habían sido despedidos por ser acusados de comunistas.
Al ser detenidos esta disposición progresista y la defensa de los trabajadores pesaron en su contra; sin embargo, no hubo en ellos un momento de vacilación ni la intención siquiera de renegar de sus principios. 
Ninguno de los dos se declaró culpable a pesar de las presiones y el chantaje emocional a que eran sometidos, separados de sus pequeños hijos, temiendo por su futuro. Solo un milagro podía salvarlos o una confesión falsa en contra de los principios que los habían sostenido y hecho crecer como seres humanos y mantenerse limpios ante los ojos del mundo.

La cárcel… el amor

En la prisión Ethel y Julius trataron todo el tiempo de mantenerse fuertes y serenos. Cuando uno se desesperaba, el otro escribía palabras de aliento y amor. En más de una ocasión expresaron su confianza en el movimiento popular de apoyo a su causa que tenía lugar en Estados Unidos y en varios países del mundo. 
Pero, para el presidente Eisenhower no fue suficiente ni la falta de verdaderas pruebas en su contra ni toda la solidaridad de reconocidas personalidades mundiales de la ciencia y el arte, el clero o la política, y de aquellas más humildes que se congregaban alrededor de la Casa Blanca solicitando clemencia.
Es impresionante conocer toda la historia de los Rosenberg y penetrar en la esencia de su sacrificio: sabiéndose inocentes se enfrentaron al monstruo desde su misma entraña que tan bien conocían. El 4 de julio de 1951 Julius escribe en carta a su esposa:
Algunos políticos utilizarán nuestro caso para amedrentar a las personas liberales y progresistas, pero nosotros estamos denunciando este complot y no nos hallamos solos. Es una lucha por nuestras propias vidas, pero también forma parte de una lucha por la justicia y la libertad de pensamiento.

A principios del año 1953 corrieron rumores de que a Ethel se le conmutaría la pena máxima con la esperanza de que confesara ante la muerte de su esposo. La reacción de ella no se hizo esperar; horrorizada ante esa idea escribió:
En estas últimas semanas un horrible comentario ha estado ganando terreno. Se esparce fortuitamente el rumor de que me van a conmutar la pena de muerte, en virtud de consideraciones humanitarias por mi condición de mujer y madre, mientras mi esposo habrá de ser electrocutado. Además se espera con confianza que, de darse una situación de esa índole, “mis secretos de espía” no morirían conmigo… ¡Así que ahora me van a perdonar la vida a cambio de la de mi esposo! ¡Solo necesito asirme a la cuerda que tan caballerosamente me han arrojado y dejarlo ahogarse, sin siquiera lanzarle una mirada! ¡Qué diabólico! (9 de febrero de 1953).

La ejecución

El 5 de abril de 1951 Ethel y Julius fueron sentenciados a muerte. La ejecución fue señalada para el 21 de mayo de ese año. Después de un largo período de apelaciones y de elevar una solicitud de clemencia al presidente, los Rosenberg mueren en la silla eléctrica el 19 de junio de 1953.
Un nuevo crimen político pasaba a la historia de Estados Unidos y conmovía a la opinión pública en todo el mundo. En Cuba, el 2 de septiembre de 1960, Fidel denunció la barbarie en acto público al proclamar la Primera Declaración de La Habana.
A pesar del tiempo transcurrido, cada año la memoria de los pueblos revive la tragedia de los Rosenberg por esta fecha; en especial los cubanos tenemos razones suficientes para condenar la falsedad del sistema jurídico de Estados Unidos, el cual defiende siempre a los ricos y encarcela la esperanza de millones de seres desamparados, solo por ser pobres, negros, latinos… hasta verlos morir. 
Se trata de un sistema que ya había fallado en contra de los Mártires de Chicago y de Sacco y Vanzetti; que pretendió atropellar los derechos de Ángela Davis y que hoy mantiene a cuatro héroes cubanos presos en sus cárceles mientras los verdaderos terroristas pasean impúdicamente por las calles.

El 18 de junio de 1953, un día antes de la ejecución, Julius escribió:
“Por la paz, el pan y las rosas, con sencilla dignidad, nos enfrentamos al verdugo con coraje, confianza y esperanza, sin jamás perder la fe.”

                             

sábado, 15 de junio de 2013

Norge canta en México



Las noches de los amargos años noventa, tras iniciarse el llamado Período Especial en Cuba, estuvieron marcadas por los apagones que los cubanos recordamos hoy como historia de nuestro pasado reciente.
En Las Tunas, aquellas jornadas se pasaban a veces en los portales, huyendo de la oscuridad y los mosquitos; algunas se matizaban del optimismo que nos caracteriza, y terminaban por ser el escenario de quienes tenían gracia para hacer cuentos de Pepito o para cantar alguna canción de moda.
Pronto las instituciones culturales abrieron sus puertas en las noches para reanimar la vida nocturna de la ciudad y ofrecer entretenimiento culto y provechoso a un público variado y ávido de ver cosas nuevas.
En aquella época conocí a un jovencito que siempre iba acompañado de una guitarra y tenía talento suficiente para ser el preferido de los intelectuales y artistas que frecuentaban aquellas reuniones.
Se trataba de Norge Batista, cantautor tunero, heredero del legado de la trova tradicional y artífice de hermosas canciones que descubren las influencias de Silvio, Pablo y otras voces de la cancionística hispana como Joan Manuel Serrat.
Aquel joven es  el mismo que hoy es un trovador reconocido, no solo en Las Tunas, sino en toda Cuba y más allá: España, Portugal, Suiza, Bélgica, Argentina.
Ahora Norge está de gira en México, gracias al empeño de su amigo y hermano, Tony Barly. La noche del sábado 15 de junio, en la Peña El Sapo Cancionero, Norge se presentará por primera vez en concierto en ese hermoso país.
Conocido como El Caballero de la Trova, Norge es un artista de su tiempo; sus canciones hablan de amor y de los problemas que afectan a todos, de su tierra natal. Con el tono íntimo y el vuelo poético característicos de las piezas de su autoría, cada una de ellas encierra una estremecedora historia, actual y cercana, para la mayoría casi familiar.  
Norge, guitarra en mano, ganará esta noche la admiración y el aplauso de quienes asistan a este primer concierto en México. Y aunque parezca una paradoja, los tuneros sentimos orgullo y alegría de que así sea, pero… ya lo extrañamos.

jueves, 13 de junio de 2013

Las redes sociales, un reto a la imaginación


Mucho se ha hablado en los últimos años sobre Internet, tanto como se ha alertado  acerca de los posibles efectos de la ciberguerra que existe contra Cuba y de la necesidad de enfrentarla con las armas que tenemos a mano, aún teniendo en cuenta que la mayoría de los cubanos no tienen acceso a las nuevas tecnologías de comunicación.
A estas alturas del desarrollo de Internet es muy sano tener en cuenta las posibilidades que brinda de ser utilizado para crear la ilusión de un mundo ideal inexistente, para condenar a millones de personas a la enajenación, destruir o fomentar movimientos sociales en dependencia de los intereses de quien la tiene a su alcance, entre otros efectos negativos.
De hecho, todavía en Cuba algunos miran con recelo a aquellos que hablan de Twitter o Facebook, o a los que publican sus opiniones sobre la realidad circundante en blogs personales, en tanto otros le restan importancia al fenómeno comunicativo generado en torno a las redes sociales.
Cualquiera de las posiciones conservadoras frente a las nuevas tecnologías entraña el peligro de quedarse rezagado, o lo que es lo mismo: no aprender y correr el riesgo de verse aplastado por lo moderno y desconocido.
Claro, que estamos hablando de tecnologías de la comunicación, las mismas que utiliza Estados Unidos para mentir, confundir, suscitar la inseguridad, incendiar los ánimos hasta lograr rebeliones de las masas o crear condiciones para una agresión desde fuera, tal como ha sucedido en Libia, Siria, Irán…
En cuanto a este aspecto no todo está dicho; el debate acerca del uso y alcance de las nuevas tecnologías continúa mientras el mundo se estremece al compás de protestas y rebeliones. [1] 

Un reto para los periodistas cubanos
Aunque el mundo de las redes sociales no tiene los mismos atractivos para los “privilegiados” que poseen equipos y cuentas de Internet a su disposición, respecto a quienes no disponen de la tecnología adecuada para acceder a ese mundo, lo cierto es que los periodistas cubanos están llamados a montar en el carro de combate, sin desconocer, claro, sus defectos y virtudes.
Al respecto Pascual Serrano nos alerta: “(…) una de las paradojas a las que nos enfrentamos ante las nuevas tecnologías, los modernos hábitos de la información y las redes sociales es que, por muchas críticas que les señalemos, no podemos mantenernos al margen porque nos veríamos barridos del panorama. Muy a nuestro pesar, nos vemos obligados a jugar en un terreno enemigo y empobrecedor pero si no lo hiciéramos nos encontraríamos expulsados del juego directamente. Esto es muy importante para Cuba, necesitada de mejorar sus servicios de conectividad y desarrollo tecnológico”. [2]
Para Serrano tener “amigos” en Facebook o seguidores en Twitter no es realmente una garantía de que se establezcan lazos firmes con otras personas, lo mismo que no triunfa una huelga por reivindicaciones sociales, ni se derrumba un  gobierno.
Sin embargo, las redes sí implican una manera de llevar la verdad de Cuba a los más diversos públicos, teniendo en cuenta que fuera de la Isla cualquiera puede tener acceso a ellas, con mayor o menor instrucción, con ideas políticas diversas u objetivos más o menos banales, pues cada día es mayor el número de conectados en el mundo desarrollado: por tanto, Internet es una forma de romper el bloqueo y dar a conocer nuestra realidad.
El Comité Nacional de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) aprobó en su onceno Pleno la convocatoria al IX Congreso de la organización, previsto para julio del 2013, la cual llama a lograr una prensa más moderna y vigorosa, atraer y satisfacer cada día más a las audiencias, en un contexto mediático diversificado y desafiante, donde los contenidos repetitivos, aburridos y extensos no tienen otro efecto que el rechazo generalizado[3].
Por otra parte,  la convocatoria insiste en que la utilización de las tecnologías de la informática y las comunicaciones en nuestro sector está más generalizada, pero pueden ser mejor aprovechadas para el desarrollo del conocimiento, la defensa de la imagen de Cuba, la presencia en las redes sociales y como espacio para la opinión ciudadana.
Subraya que al enemigo hay que derrotarlo en el enfrentamiento ideológico interno, tanto en los planos de la actividad subversiva como en el campo de la industria del entretenimiento y la información, en el cual debemos combatir a cada minuto su golosina virtual minada por la manipulación, el consumismo y la censura.
En este contexto los periodistas cubanos han aceptado el reto de combatir en las redes; pero para lograr salir airosos de esta batalla hay que partir de conocer bien el terreno, aplicar todos los trucos, mañas y leyes de Internet, además de tener bien precisos la ideología y el sistema que defendemos: una vacilación, una duda pueden ser bien aprovechadas por el enemigo.   
No se trata solo de hacer clic en Me gusta o Compartir, o retuitear  los mensajes publicados por Aday del Sol, @tinamodotti71, Yohandry Fontana, @yohandry8787, Daylén Vega, @dailenvega, o cualquiera de los aguerridos combatientes de Twitter, hay que conocer el lenguaje del enemigo y desmentir cualquier farsa, no agredir con frases obscenas o irrespetuosas, pero no aceptar una ofensa a Cuba, a la Revolución, a sus dirigentes históricos.
Se trata también de mostrar la Cuba de hoy con mirada crítica, alejada de la falsa benevolencia que pone en entredicho la justeza del sistema social que defendemos y hacer gala de la imaginación para evitar el discurso político frío e impersonal.

Las redes sociales, un reto a la imaginación
Muchos estudiosos de Internet coinciden en que el nuevo medio atrapa y condena a sus adeptos a la soledad, a la poca socialización, a la vez que deja al individuo susceptible frente a la mentira y la idealización de un mundo que en realidad no existe. Es esta una razón poderosa para que los periodistas cubanos vuelquen en las redes su verdad con una mirada desprovista de prejuicios.
Hacer amigos y tener seguidores es solo la vía de multiplicar las voces solidarias a favor de Cuba –ejemplo de ello es el apoyo a la causa de los Cinco Héroes en las redes- un buen gancho resultan siempre las narraciones cargadas de sensibilidad, las que muestran el protagonismo cotidiano de los hombres y mujeres que hacen historia en las calles y centros de trabajo, en los campos y plazas de cualquier ciudad de la Isla. Acompañar la narración con fotos y videos también capta la atención de los internautas.
Encontrar un estilo propio en el cual la pasión y el amor vayan de la mano, es un buen comienzo, el resto dependerá de la maestría con que cada cual se enfrente al teclado de su computadora.  
El joven periodista István Ojeda Bello aseveró al respecto: “El periodismo en Cuba, hoy, es una profesión peligrosa, y no porque nos juguemos el pellejo, sino porque hacerla implica creer en los sueños de un país mejor, por encima de, como alguien me dijo una vez, la realidad material cotidiana”[4].

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[1] Pascual Calicchio, Twitter y la revolución en Cubadebate, 23 febrero 2011 http://www.cubadebate.cu/noticias/2011/02/23/twitter-y-la-revolucion/

[2] Pascual Serrano. La batalla de la izquierda y las redes sociales En_ http://lapupilainsomne.wordpress.com/2013/02/13/la-batalla-de-la-izquierda-y-las-redes-sociales/

[4] István Ojeda Bello Periodismo cubano en Congreso: El delgado filo entre la catarsis y la creación, 7 de mayo de 2013, http://cubaizquierda.blogspot.com/2013/05/periodismo-cubano-en-congreso-el.html



miércoles, 12 de junio de 2013

El pensamiento martiano y los valores que defendemos


 




“Para mí educar es sembrar valores, inculcar y desarrollar sentimientos, transformar a 
las  criaturas que vienen al mundo con imperativos de la naturaleza, muchas veces contradictorios con las virtudes que más apreciamos, como solidaridad, desprendimiento, valentía, fraternidad 
y otras”.
Fidel castro Ruz





Una introducción necesaria
Leer a José Martí es beber de un manantial inagotable de valores humanos. Su pensamiento, preclaro y profundo, revolucionario y fundador, se refleja en la obra que legó a las nuevas generaciones de cubanos para bien de la patria.
Así, tanto en su poesía como en su prosa, en los artículos publicados en revistas y periódicos, en sus documentos políticos, cartas a familiares, amigos o a los líderes con quienes fraguaba la guerra de independencia, en sus encendidos versos o en esa inigualable publicación, La edad de oro, que dedicó a los niños y niñas con el fin de prepararlos para el futuro, ejerció Martí el magisterio constante, pues no escatimó ni tiempo ni esfuerzo para enseñar a sus compatriotas a distinguir el bien del mal, a inculcar en ellos el amor a Cuba y mostrarles el camino para conquistar la ansiada libertad.
Cuando la isla se estremecía por el dolor y la frustración que ocasionó el nacimiento de una República mediatizada y esclavizada por gobiernos entreguistas, fue el pensamiento del Apóstol la luz que guió a quienes se resistieron al dominio de Estados Unidos y emprendieron la lucha por la emancipación definitiva.   
Carlos Baliño, Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, José Antonio Echeverría, Frank País… es imposible mencionar en apretadas líneas a todos los que, iluminados por el ejemplo del Héroe Nacional, escribieron hermosas páginas de gloria en la historia patria hasta el enero luminoso en que triunfó la Revolución.
Pero, fue precisamente un grupo de jóvenes intrépidos, pletóricos de sueños y esperanzas, quienes se encargaron de rescatar las enseñanzas del Maestro en el año de su centenario. Para entonces el nombre de Fidel Castro Ruz se pronunciaba con admiración y respeto entre los estudiantes, intelectuales, los obreros y campesinos: comenzaba una nueva etapa en las luchas emancipadoras en Cuba.
Y fue Fidel quien comenzó a preparar una nueva estrategia de lucha armada contra la dictadura. Las acciones se desencadenarían el 26 de julio de 1953, con los asaltos simultáneos a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, concebidos como detonantes de una vasta insurrección popular.
El enfrentamiento armado no constituyó una victoria militar, sin embargo sirvió para despertar muchas conciencias dormidas, demostró que el pueblo estaba dispuesto a todo por alcanzar la libertad y señaló el único camino a seguir para lograr su sueño de independencia.
Las ideas del Maestro cobraron vida no solo en los hechos que protagonizaron los participantes en el asalto, sino también en el alegato La historia me absolverá, documento redactado por Fidel para su autodefensa durante el juicio a los asaltantes y en el cual se refiere al Apóstol como el autor intelectual del histórico suceso.
Desde aquel momento José Martí ha estado presente en cada obra de la Revolución, en cada soldado, en cada obrero o campesino que cumple con su tarea cotidiana, en los médicos y colaboradores internacionalistas, en aquellos que se preparan en las aulas para continuar la construcción de la sociedad a que aspiramos… su ejemplo ha servido de cantera donde se forjan los valores que sostienen nuestra identidad y soberanía.

¿Somos violentos los cubanos?





Para muchos hablar de violencia en la sociedad cubana actual ha sido un acto de negación de las conquistas alcanzadas a lo largo de estos 53 años de Revolución. Sin embargo, en los últimos tiempos, cada vez con más frecuencia, se aborda el tema en foros, tesis de maestrías y doctorados e investigaciones de los diversos especialistas que tienen que ver con este fenómeno.

Reconocer que existen manifestaciones de violencia en algunos sectores de la sociedad es el primer paso para encontrar la solución al problema. Ignorarlo es querer tapar el sol con un dedo.

Y es que la violencia es un fenómeno de la sociedad moderna, tiene sus raíces en el origen mismo de la humanidad y se manifiesta en todos los países del mundo, independientemente del sistema social imperante, aunque de este último dependen las formas en que aparece representado.

Existen múltiples definiciones de violencia y entre las más usadas se encuentran la intrafamiliar, doméstica y juvenil. Las causas de estos fenómenos varían del sistema capitalista al socialista, aunque sus efectos sean igualmente negativos para los individuos y la sociedad donde se encuentre sea cual fuere.

Cuba no está exenta de casos de violencia en los cuales son protagonistas personas de cualquier edad, sexo o procedencia social. No tienen una alta incidencia los crímenes pasionales, ni se conoce aquella que engendran los partidos políticos en la lucha por el poder, la miseria, el desempleo, la discriminación, la droga, la prostitución, no obstante al revisar las investigaciones o textos especializados encontramos que en la isla prevalece la violencia psicológica sobre la física y que la intrafamiliar está asociada al nivel cultural promedio de algunos núcleos familiares y al número de integrantes de cada uno de ellos.

Pero, las definiciones y los datos no son tan convincentes como la propia realidad. Subamos entonces a un ómnibus en horario pico, cuando necesitamos inexorablemente llegar al trabajo o regresar de él tras una larga y agotadora jornada; esperemos que nos toque el turno para consultarnos en un hospital, consultorio médico o en la clínica estomatológica; hagamos una cola en el mercado agropecuario o en la tienda de víveres a inicios del mes… entonces veremos los ánimos caldearse y sabremos de qué se habla cuando se menciona la palabra violencia.
La violencia cotidiana está en todas partes y nos invade en cualquier espacio siempre que se lo permitamos. Muchos asocian la violencia con la agresión física, con el golpe dicho de otro modo; no obstante, es violencia lo mismo la que se produce en el hogar cuando el marido maltrata a su esposa o a los hijos, la del delincuente que roba o estafa, que la que sufrimos cada día en nuestro medio. Esta última se produce por la falta de respeto a las reglas, la indisciplina, la falta de solidaridad y humanismo.

Felizmente predominan en nuestra sociedad los gestos altruistas, las personas bienhechoras y con un mínimo de educación formal que nos ponen a salvo de caer a diario en un campo de batalla.

Con todo y eso hay mucho qué hacer para combatir la violencia en un centro laboral, por ejemplo, cuando saludamos al llegar y alguien nos gruñe solo porque cargó los problemas de la casa para el trabajo y descarga en otros su enojo; cuando el jefe da una orientación y el subordinado escandaliza antes de analizar la tarea que le están encomendando; cuando se le señala a un compañero un error y se pone a la defensiva sin razonar ni escuchar los argumentos de la crítica… sin dudas la lista sería larga si pretendiéramos enumerar todos los ejemplos que vemos cerca.  

En esos casos es difícil que quienes así se comportan acepten que son agresivos, algunos confunden la parte positiva de la agresividad –aquella que resulta algo natural y sano, un instinto para sobrevivir, una fuerza interna que nos ayuda a salir adelante- con la parte negativa, la que se manifiesta por medio de la violencia. Otros creen de buena fe que si no hubo golpes y lesiones no hay agresión.

Para quienes así opinan es preciso recordar que la agresión tiene como objetivo dañar a otro individuo y ese daño puede ser físico o psicológico, basta que haya una intención conciente o inconciente de afectar  a alguien para que estemos en presencia de una agresión o acto violento.

En la sociedad moderna y específicamente en los centros de trabajo la violencia se reviste de diferentes formas: la agresión psicológica mediante palabras ofensivas e hirientes, los gritos, insultos, las amenazas, críticas destructivas, el rechazo o también algunos gestos, silencios o actitudes dañinas.

Cuando somos víctimas de un acto violento es recomendable mantener la calma, no dejarse provocar puede ser la mejor arma para enfrentar a los agresores. En situaciones de estrés o bajo presión las personas suelen perder el control y olvidan la cortesía, el respeto, la educación formal y cualquier otra condición mediadora para lanzarse a un enfrentamiento en el que sale a flote lo peor de cada uno de los participantes. Si en lugar de caer en la discusión invitamos al provocador a calmarse y conversar, evitaremos el mal rato.

No resulta fácil aguantar un insulto o una crítica que consideramos injusta o destructiva, pero no queda otra si queremos evitar los enfrentamientos inútiles que solo incentivan  la ira y caldean el ambiente. Tampoco se trata de “poner la otra mejilla”, sino de acudir al sentido común y a la sangre fría para evitar que la situación se vaya de las manos.

La mayoría de las veces la discusión no lleva ningún lugar porque quien nos agrede no quiere ceder ni un poco en su posición, solo quiere pelea, por eso es preferible esperar al día siguiente para aclarar las cosas.

Los cubanos no acostumbramos a aceptar los agravios como buenos, ni los ataques como actos de buena voluntad; somos agresivos en el mejor sentido de la palabra y nuestro temperamento es propicio a la discusión y a los vocablos obscenos y escandalosos, pero también somos inteligentes, educados, solidarios y respetuosos. Estas son razones suficientes para no cejar en el empeño de continuar adelante nuestro proyecto de vida ajenos a la violencia estéril e innecesaria.