Mucho
se ha hablado en los últimos años sobre Internet, tanto como se ha alertado acerca
de los posibles efectos de la ciberguerra que existe contra Cuba y de la
necesidad de enfrentarla con las armas que tenemos a mano, aún teniendo en
cuenta que la mayoría de los cubanos no tienen acceso a las nuevas tecnologías
de comunicación.
A
estas alturas del desarrollo de Internet es muy sano tener en cuenta las
posibilidades que brinda de ser utilizado para crear la ilusión de un mundo
ideal inexistente, para condenar a millones de personas a la enajenación, destruir
o fomentar movimientos sociales en dependencia de los intereses de quien la
tiene a su alcance, entre otros efectos negativos.
De
hecho, todavía en Cuba algunos miran con recelo a aquellos que hablan de
Twitter o Facebook, o a los que publican sus opiniones sobre la realidad
circundante en blogs personales, en tanto otros le restan importancia al
fenómeno comunicativo generado en torno a las redes sociales.
Cualquiera
de las posiciones conservadoras frente a las nuevas tecnologías entraña el
peligro de quedarse rezagado, o lo que es lo mismo: no aprender y correr el
riesgo de verse aplastado por lo moderno y desconocido.
Claro,
que estamos hablando de tecnologías de la comunicación, las mismas que utiliza
Estados Unidos para mentir, confundir, suscitar la inseguridad, incendiar los
ánimos hasta lograr rebeliones de las masas o crear condiciones para una
agresión desde fuera, tal como ha sucedido en Libia, Siria, Irán…
En
cuanto a este aspecto no todo está dicho; el debate acerca del uso y alcance de
las nuevas tecnologías continúa mientras el mundo se estremece al compás de
protestas y rebeliones. [1]
Un
reto para los periodistas cubanos
Aunque
el mundo de las redes sociales no tiene los mismos atractivos para los
“privilegiados” que poseen equipos y cuentas de Internet a su disposición,
respecto a quienes no disponen de la tecnología adecuada para acceder a ese
mundo, lo cierto es que los periodistas cubanos están llamados a montar en el
carro de combate, sin desconocer, claro, sus defectos y virtudes.
Al
respecto Pascual Serrano nos alerta: “(…) una de las paradojas a las que nos
enfrentamos ante las nuevas tecnologías, los modernos hábitos de la información
y las redes sociales es que, por muchas críticas que les señalemos, no podemos
mantenernos al margen porque nos veríamos barridos del panorama. Muy a nuestro
pesar, nos vemos obligados a jugar en un terreno enemigo y empobrecedor pero si
no lo hiciéramos nos encontraríamos expulsados del juego directamente. Esto es
muy importante para Cuba, necesitada de mejorar sus servicios de conectividad y
desarrollo tecnológico”. [2]
Para
Serrano tener “amigos” en Facebook o seguidores en Twitter no es realmente una
garantía de que se establezcan lazos firmes con otras personas, lo mismo que no
triunfa una huelga por reivindicaciones sociales, ni se derrumba un gobierno.
Sin
embargo, las redes sí implican una manera de llevar la verdad de Cuba a los más
diversos públicos, teniendo en cuenta que fuera de la Isla cualquiera puede tener
acceso a ellas, con mayor o menor instrucción, con ideas políticas diversas u
objetivos más o menos banales, pues cada día es mayor el número de conectados
en el mundo desarrollado: por tanto, Internet es una forma de romper el bloqueo
y dar a conocer nuestra realidad.
El
Comité Nacional de la Unión
de Periodistas de Cuba (UPEC) aprobó en su onceno Pleno la convocatoria al IX
Congreso de la organización, previsto para julio del 2013, la cual llama a
lograr una prensa más moderna y vigorosa, atraer y satisfacer cada día más a
las audiencias, en un contexto mediático diversificado y desafiante, donde los
contenidos repetitivos, aburridos y extensos no tienen otro efecto que el
rechazo generalizado[3].
Por
otra parte, la convocatoria insiste en
que la utilización de las tecnologías de la informática y las comunicaciones en
nuestro sector está más generalizada, pero pueden ser mejor aprovechadas para
el desarrollo del conocimiento, la defensa de la imagen de Cuba, la presencia
en las redes sociales y como espacio para la opinión ciudadana.
Subraya
que al enemigo hay que derrotarlo en el enfrentamiento ideológico interno,
tanto en los planos de la actividad subversiva como en el campo de la industria
del entretenimiento y la información, en el cual debemos combatir a cada minuto
su golosina virtual minada por la manipulación, el consumismo y la censura.
En
este contexto los periodistas cubanos han aceptado el reto de combatir en las
redes; pero para lograr salir airosos de esta batalla hay que partir de conocer
bien el terreno, aplicar todos los trucos, mañas y leyes de Internet, además de
tener bien precisos la ideología y el sistema que defendemos: una vacilación,
una duda pueden ser bien aprovechadas por el enemigo.
No
se trata solo de hacer clic en Me gusta o Compartir, o retuitear los mensajes publicados por Aday del Sol,
@tinamodotti71, Yohandry Fontana, @yohandry8787, Daylén Vega, @dailenvega, o
cualquiera de los aguerridos combatientes de Twitter, hay que conocer el
lenguaje del enemigo y desmentir cualquier farsa, no agredir con frases
obscenas o irrespetuosas, pero no aceptar una ofensa a Cuba, a la Revolución, a sus
dirigentes históricos.
Se
trata también de mostrar la Cuba
de hoy con mirada crítica, alejada de la falsa benevolencia que pone en
entredicho la justeza del sistema social que defendemos y hacer gala de la
imaginación para evitar el discurso político frío e impersonal.
Las
redes sociales, un reto a la imaginación
Muchos
estudiosos de Internet coinciden en que el nuevo medio atrapa y condena a sus
adeptos a la soledad, a la poca socialización, a la vez que deja al individuo
susceptible frente a la mentira y la idealización de un mundo que en realidad no
existe. Es esta una razón poderosa para que los periodistas cubanos vuelquen en
las redes su verdad con una mirada desprovista de prejuicios.
Hacer
amigos y tener seguidores es solo la vía de multiplicar las voces solidarias a
favor de Cuba –ejemplo de ello es el apoyo a la causa de los Cinco Héroes en
las redes- un buen gancho resultan siempre las narraciones cargadas de
sensibilidad, las que muestran el protagonismo cotidiano de los hombres y
mujeres que hacen historia en las calles y centros de trabajo, en los campos y
plazas de cualquier ciudad de la Isla. Acompañar la narración con fotos y videos
también capta la atención de los internautas.
Encontrar
un estilo propio en el cual la pasión y el amor vayan de la mano, es un buen
comienzo, el resto dependerá de la maestría con que cada cual se enfrente al
teclado de su computadora.
El
joven periodista István Ojeda Bello aseveró al respecto: “El periodismo en
Cuba, hoy, es una profesión peligrosa, y no porque nos juguemos el pellejo,
sino porque hacerla implica creer en los sueños de un país mejor, por encima
de, como alguien me dijo una vez, la realidad material cotidiana”[4].
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[1] Pascual Calicchio, Twitter y la revolución en Cubadebate, 23 febrero 2011
http://www.cubadebate.cu/noticias/2011/02/23/twitter-y-la-revolucion/
[2] Pascual Serrano. La batalla de la izquierda y las redes
sociales En_ http://lapupilainsomne.wordpress.com/2013/02/13/la-batalla-de-la-izquierda-y-las-redes-sociales/
[3] Convocan Congreso de
Periodistas cubanos, En Cubadebate http://www.notinet.icrt.cu/index.php/noticias-nnc/1-noticias-de-cuba/2263-convocan-congreso-de-periodistas-cubanos.html
[4] István Ojeda Bello Periodismo cubano en Congreso: El delgado
filo entre la catarsis y la creación, 7 de mayo de 2013, http://cubaizquierda.blogspot.com/2013/05/periodismo-cubano-en-congreso-el.html
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