sábado, 29 de agosto de 2015

Un óleo sobre lienzo, título: Yamila

Sus cuadros gritan, hablan sin medias tintas, lanzan sus verdades y el público no puede menos que escucharlas, y desgraciadamente, reconocerse además. Porque todos tenemos una amiga o somos ese ser obviado por la violencia y los estereotipos. Quizás peor, somos el victimario.
La artista se adentra en la constelación interior femenina, convulsa porque la sociedad le depara no solo doble jornada de trabajo, sino también pruebas emocionales más altas. Ante tal urgencia ¡qué le va importar a la pintora si estará en las enciclopedias de aquí a 100 años! Ser útil ahora es la apetencia, por eso siempre las mujeres de sus obras enfrentan la vida mirándole a la cara, con una fortaleza difícil de palidecer, por más ventiscas que se arrimen.
Invariablemente la creadora le da al espectador el gozo de hallarla entre miles. Su protagonista se cambia de dolores, de vestidos, pero allí está con el cabello negro extenso, el cuerpo estirado, y un montón de palabras esperando por salir y que dice desde una personalidad imponente. Lo figurativo, el tono íntimo y los colores contrastantes ayudan a escribir estas lecturas sobre la naturaleza humana, a la que no teme descubrirle sombras.
Yamila Coma Vargas se graduó en 1998 en la Academia Profesional de Artes Plásticas de Las Tunas, estudió la especialidad de escultura. Ha participado en más de 40 exposiciones, entre personales y colectivas. La admiran en colecciones privadas de países como España, Noruega, Italia, Inglaterra, Alemania, Francia, Puerto Rico, Colombia y Canadá. Está considerada, sin distinción de género, en una de las relevantes voces del panorama pictórico local.
En el 2001 alcanzó el premio del más importante salón de la provincia La Plástica en Abril y eso le abrió las puertas de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). Muchos la pueden imaginar feminista o una mujer sufrida. Ni una cosa ni la otra. Lo primero lo desecha igualándolo al machismo, y lo segundo. hablando de un hogar recompensado con el amor.
Próximamente, en el mes de septiembre, un coleccionista tunero expondrá algunas de sus piezas en el bar-restaurante Caché, ubicado en esta localidad. Esperemos que los comensales sepan calibrar la madurez creativa, el talento y la sinceridad que pasearán por las paredes. Yamila en persona no es de mucho hablar, pero cuando pinta, no hay verbo que se le resista.
¿Cómo inició el romance con la plástica?
Mi mamá fue maestra de Primaria, impartía la asignatura de Artes Plásticas y me crié en ese universo de macillas y acuarelas, dibujando, modelando. Siempre andaba con la idea de imaginar y crear otros mundos. Además veía mucho los muñequitos rusos, que sin dudas marcaron a mi generación. A ellos les debo algunas influencias que aún hoy a veces percibo en mis cuadros.
Al inicio la escultura fue la motivación, luego la salud puso trabas, ¿siente nostalgia de esa etapa?
Tallé muchas obras en madera, incluso en ácana, que es muy fuerte, tanto que cuando la trincha chocaba con ella sacaba chispa. Era un trabajo duro y físicamente me debilitó bastante. Tengo en la mano derecha desgaste en el hueso. Sin embargo me encanta la escultura, sobre todo modelar en ferrocemento.
¿Y cuándo nació esa mujer de pelo largo, cuerpo enjuto y voz firme?
Nació por accidente, necesitaba una figura que representara la fuerza y la acción de la mujer. Detrás de ella me creció como un telón de fondo, era el pelo, símbolo de la vida y sus raíces.
pintura-yamila1Sus protagonistas están en pie de lucha, ¿así debemos vivir nosotras?
Exacto, porque la existencia tiene muchos obstáculos, sobre todo para la mujer, y debe saltarlos, superarlos. Hay que sobreponerse, enfrentar la realidad y estar alerta para lo que venga.
¿Les imagina a ellas una historia más allá de los lienzos? ¿Piensa que triunfan?
Imagino, pero no siempre triunfan, depende del estado de ánimo y de la capacidad de uno para ver más allá. También se lo dejo al espectador, cada cual tiene su mundo y le dará el final que quiera.
A las claras usted es reservada y su físico denota cierta fragilidad. En cambio, los cuadros son impetuosos, ¿está ahí la verdadera Yamila?
Soy muy introvertida. Mis cuadros sacan un poco lo que yo quisiera proyectar hacia la vida. No tengo la necesidad de ser una mujer dura, porque mi esposo es bueno y me apoya, pero sé de muchas por ahí que son aplastadas, marginadas, violentadas. Les pongo a ellas como una máscara que denota su situación, y a la vez les imprimo fuerza para que no se dejen vencer.
El verde y el rojo son en su estética otros dos personajes, ¿siempre los identificó como aliados?
Para nada, no los asumía porque no tenían nada que ver conmigo, de igual manera comprendí que los necesitaba, su contraste me ayuda a rodear a esa mujer situada en un ambiente de contradicciones.
pintura-yamila2Gusta de los mensajes explícitos, ¿alguien le ha confesado encontrarse en ellos?
En cierta convocatoria del desaparecido salón Fayad Jamís, obtuve el primer lugar con un tríptico y se me acercó una muchacha para decirme que yo había reflejado su experiencia, supe por ella de sucesos muy violentos. Me conmocionó.
El espectador es quien tiene la palabra, cuando uno hace el cuadro, ya deja de ser su dueño para pertenecer a la gente que escribirá su propia historia.
¿Qué le sugeriría a las artes plásticas en Las Tunas?
Tenemos varias galerías bien ubicadas, pero muy maltratadas. No vale la pena exponer así, ahora mismo solo una posee buenas condiciones, la "Fayad Jamís".
¿Es posible hacer una obra ajena al mercado y que sea reconocida?
Es muy difícil. He tenido un poco de suerte y mis obras han gustado en varias direcciones, incluyendo al mercado. Sin embargo, la mayoría de los artistas tienen que hacer concesiones para sobrevivir.
¿Continuará con su discurso pictórico?
Me sobran motivos para hacerlo. Seguiré defendiendo a la mujer, porque en mi familia he visto a unas cuantas sufrir por el machismo.
¿Y cómo le va en la educación de su pequeña?
Hasta ahora vamos bien, es una niña buena, aunque no puedo bajar la guardia, porque hay muchas influencias negativas en la calle. Los niños son como esponjas que recogen lo bueno y lo malo. Sin sobreprotegerlos debemos cuidarlos, conversar con ellos. Pero creo que sí, vamos a lograr que ella sea una buena persona, es lo más importante para nosotros.

 Escrito por Zucel de la Peña Mora / Fotos  de la autora

viernes, 28 de agosto de 2015

La familia cubana de fiesta por el inicio del curso escolar

Otra vez, las calles se llenarán de uniformes y la familia en pleno será protagonista.
La etapa estival casi concluye, el verano pronto dirá adiós e iniciará un período de nuevos compromisos y responsabilidades. A los días de paseos, campismo y playa suceden ahora los de ajetreo por los preparativos para que cada niño y niña tenga todo listo el primer día de clases.
Libretas, lápices, mochilas y un sinnúmero de detalles colman la atención de los padres, mientras los infantes sienten la emoción de la primera experiencia o del reencuentro con los amiguitos y maestros.
En los hogares donde el niño comienza el preescolar, las expresiones de regocijo son mayores; hasta los vecinos dedican frases de elogio y estímulo al infante, que se convierte en protagonista y eso lo hace sentir un poco mayor.
Los que continúan estudios también reciben palabras de reconocimiento por lo logrado y de exhortación a seguir adelante y obtener mejores resultados.
Alegra sabe
r que hasta los más chicos participan en las tareas de embellecimiento con el fin de que las escuelas reluzcan el primero de septiembre; pero, lo mejor es constatar el compromiso de padres, estudiantes y educadores de lograr un calendario superior al anterior.
Todo está asegurado para que no falten los medios de enseñanza necesarios en las aulas: desde los libros, libretas y computadoras donde están previstas, hasta las láminas y juguetes didácticos destinados a los más pequeños.
También se acondicionaron locales en los cuales se repararon pupitres y ventanas, y se garantizó la iluminación adecuada en los locales.
No habrá aula sin maestro ni alumno sin la posibilidad de continuar estudios este primero de septiembre.
Entonces, con las condiciones creadas solo queda comprometernos a cumplir la parte que nos corresponde en el empeño de lograr calidad en la promoción del curso 2015-2016.
Corresponder a los esfuerzos que hace el país para garantizar el inicio del curso, implica el compromiso de inculcar en nuestros hijos el cuidado de la base material de estudio, el respeto a los maestros y profesores, la puntualidad y la disciplina en el cumplimiento de las diferentes actividades del proceso docente educativo, así como mantener una adecuada relación familia-escuela.
En tanto se acerca el primer día de clases recordamos ese clásico aroma a libretas y uniformes recién estrenados… toca ahora a las nuevas generaciones disfrutar ese momento mágico, y a la familia celebrarlo porque en realidad es un día de fiesta para todos los cubanos.

¿Delincuentes, rebeldes sin causa o víctimas del sistema?


La sociedad estadounidense no está curada del racismo
En Estados Unidos las calles de algunas ciudades se han teñido de sangre por la violencia racial desatada desde el pasado año.
Nombres como el de Michael Brown, Vonderrit Myers Jr., Antonio Martin, Walter Scott, Freddie Gray, Normal Cooper, Mansur Ball-Bey, engrosan la lista de víctimas de la violencia contra los negros en el gran país que tiene a bien cuestionar a otros por no respetar, según sus criterios, los derechos humanos.
Sin dudas, se trata de la Ley del embudo: lo ancho para mí, loestrecho para lo demás, un código moral demasiado flexible, utilizado para encubrir una realidad por todos conocida  y que atañe en esta ocasión a las autoridades policiales e individuos afroamericanos.
Pero, súmense a esos actos de violencia -que terminaron en cada caso con la muerte de una persona baleada por los agentes de la ley- los hechos acaecidos en la iglesia Emanuel de Charleston, Carolina del Sur, o en el cine de Lafayette, estado de Louisiana, por solo citar dos ejemplos, en los cuales dementes adictos a las armas dispararon contra la población, mayormente negra, con saldo de varios fallecidos.
También es bueno recordar las matanzas en escuelas norteamericanas provocadas por jóvenes que portan armas y disparan a sus propios compañeros.
Aparentemente son situaciones diferentes; sin embargo, la esencia del problema sigue siendo la misma: la cultura de esa sociedad se basa en la intimidación, el terror, la represión, el crimen.
¿Qué fueron si no el exterminio de las comunidades indígenas en ese territorio a manos de los blancos que se expandían con afán de conquista y lucro, pero dejando atrás desolación y muerte?
¿Qué son si no el maltrato infantil, a la mujer, a las comunidades de latinos u otras etnias en esa gran nación?
¿Es que se puede esperar otra cosa del país que manda a sus mejores hijos a guerras como la de Viet Nam, o deja caer bombas atómicas sin medir el costo de vidas humanas a corto y largo plazo?
Michael Brown, Vonderrit Myers Jr., Antonio Martin, Walter Scott, Freddie Gray, Normal Cooper, Mansur Ball-Bey y tantos otros que han sufrido por el abuso de la fuerza de quienes se supone debían protegerlos, son víctimas de un sistema hecho para imponerse a partir de la destrucción y muerte de todo aquel que represente algo ajeno a sus intereses.
Personalidades de las artes, la cultura, organizaciones por los derechos humanos, dentro y fuera de Estados Unidos, se han manifestado en contra del incremento de la violencia en ese país; pero, la solución está en un cambio de raíz dentro del propio sistema.
De nada vale que se controle y reduzca la tenencia de armas en la población civil, que se tomen medidas drásticas con quienes apretaron el gatillo en las situaciones mencionadas, si siempre habrá alguien que se crea autorizado y protegido por la ley para decidir sobre la vida y la muerte de los negros y en general de los más débiles: hispanos, judíos y otras minorías.
Hasta el momento y a pesar de cierta disminución en los datos numéricos a partir de los años 80 y 90, la violencia en Estados Unidos crece y al parecer no hay mucha voluntad para acabar con ella.
En los últimos diez meses la gran nación norteña se ha visto sacudida por estos incidentes entre la policía y la comunidad negra, lo que a su vez provocó disturbios en las ciudades de Ferguson, en Missouri, y Baltimore, en Maryland, así como el asesinato de dos policías en Nueva York a manos de un activista negro que se suicidó a continuación.
A tal punto han llegado a exacerbarse los ánimos que el propio Obama ha reconocido que la sociedad estadounidense no está curada del racismo, pero, ¿basta con aceptarlo? ¿Acaso no hacen falta medidas drásticas que pongan freno a la violencia racial en Estados Unidos?
Esperemos que esas medidas lleguen antes de que se repitan los enfrentamientos y tengan que lamentar males mayores.

sábado, 15 de agosto de 2015

Perucho Figueredo, un hombre para respetar



Un hombre montado a caballo en medio de la muchedumbre enardecida, tomó papel y lápiz y redactó unos versos henchidos de fervor patriótico.

Pronto el papel se multiplicó y pasó de mano en mano y, al momento, se escuchó cantar una marcha de guerra. Por primera vez se entonaba en público el Himno Nacional de Cuba.

El autor de la música y los enardecidos versos era Pedro Figueredo Cisneros, Perucho, una de las figuras más ilustres de la villa de San Salvador de Bayamo. La ocasión, el festejo por la toma de esa ciudad, el 20 de octubre de 1868.

De Perucho ha quedado esa imagen grabada en el corazón de su pueblo; sin embargo, son muchos los momentos decisivos en la vida del patriota en que se crece y adopta posturas a la altura de un adalid de mil batallas.

Perucho había nacido en Bayamo, el 18 de febrero de 1818. Estudió leyes y cultivó la literatura y la música. Cuentan sus biógrafos que fue un gran pianista, capaz de conmover a quienes lo escuchaban interpretar las más selectas melodías. Asimismo practicaba con destreza el dibujo y la caricatura.

También se destacó como literato. Manejaba la crítica con gracia e ironía, en el epigrama era intencionado y chispeante y escribió muchos cuadros de costumbres y poesías satíricas.

Su labor en beneficio del desarrollo de la cultura comprende, entre otras acciones, la fundación, en La Habana, del periódico El correo de la tarde, que fue cerrado por las autoridades por ser demasiado crítico con el gobierno español, de la Orquesta Filarmónica, en Bayamo, así como de un teatro de aficionados donde se representaban obras escritas por él.

Junto a Francisco Vicente Aguilera y Francisco Maceo Osorio, organizó el Comité Revolucionario que en Bayamo apoyó el levantamiento de Carlos Manuel de Céspedes, el 10 de octubre de 1868, en el ingenio La Demajagua, primera gran gesta independentista cubana contra el colonialismo español.

El autor del Himno fue amigo entrañable de Carlos Manuel de Céspedes. Este lazo creció porque una de sus ocho hijas, Eulalia, se casó con Carlos Manuel de Céspedes, hijo, y otra, Blanca, contrajo nupcias con Ricardo Céspedes, hijo de Francisco Javier y sobrino del Héroe de la Demajagua.

Pero, desde mucho antes existía entre ambos afinidad de ideas y sentimientos independentistas. Perucho, desde Las Mangas, secundó el alzamiento, el 13 de octubre de 1868 y además lo hizo en Guáimaro, donde fue electo Secretario de Guerra.

Los azares de la manigua separaron a Perucho de la familia. En junio de 1870, lograron reunirse de nuevo y su esposa se horrorizó al verlo: enfermo de tifus, con los pies llenos de llagas, apenas se parecía al hombre de acción y de guerra que había sido.

Entonces marcharon juntos a Las Tunas, a refugiarse del odio español en los montes de Jobabo. Pero, fue delatado y apresado el 12 de agosto de ese año. Inmediatamente lo trasladaron a Manzanillo y luego a Santiago de Cuba, donde lo condenaron a muerte.

El Conde de Valmaseda le envió un emisario con la propuesta de perdonarle la vida si hacía dejación de la lucha. La respuesta del patriota fue rotunda: “Diga usted al Conde que hay proposiciones que no se hacen sino personalmente para escuchar personalmente la contestación. Yo estoy en capilla y espero que no se me moleste más en los últimos momentos que me quedan...”

Antes de la ejecución pidió un coche o algo que lo ayudara pues apenas podía caminar para llegar ante el pelotón de fusilamiento. Le ofrecieron un burro para humillarlo; pero, no lo lograron. “No seré el primer redentor que cabalgue sobre un asno”, dijo con la frente alta.

El 17 de agosto de 1870, antes de que sus enemigos le dispararan al bravo pecho, Perucho recordó los versos del himno que había compuesto para ser orgullo e inspiración de todos los cubanos: “¡Morir por la Patria es vivir!”.

viernes, 7 de agosto de 2015

Yamila Coma, siempre reveladora


Las Tunas es una provincia privilegiada en las artes plásticas, al contar con una pintora como Yamila Coma, que derrocha talento en cada trazo de pincel, y sus colores y su mensaje quedan para siempre en la mente del espectador.


Porque es Yamila una de las imprescindibles en la pintura de Las Tunas y Cuba, pues su obra sobrepasa sus ideas llevadas al lienzo, y su acérrima defensa de la mujer la colocan en un merecido lugar en la lucha por la emancipación total de las féminas, que tanto tienen que sobreponerse a prejuicios simulados aun en una sociedad tan justa como la de la Isla.


El rojo, el azul y el verde, como colores primarios en la obra de Yamila, constituyen símbolos no solo de los temas que trata, sino del buen hacer, y con solo mirar uno de sus cuadros el espectador reconoce a la autora, y si no es avezado en su pintura, sí se da cuenta de que está ante alguien que no pierde oportunidad de trasmitir su mensaje de amor y paz, de rebeldía femenina, de mujer plena que disfruta su cuadro hasta el último trazo, porque ya en galería pertenece al público, según sus propias palabras.

Pero no todo el camino ha estado despejado de obstáculos para Yamila, porque algunos la malinterpretan, y lo peor, emiten criterios errados sobre su obra, aunque quizás los que caigan en ello lo hagan por cierto atisbo de inferioridad, o por lo menos, para tratar de demeritar su obra, que se levanta por ella misma, porque es tanta su calidad, tanto en la forma como en el contenido, que nada puede empañarla.

De ahí que Yamila haya tenido que enfrentar con su pincel el propio desbroce se su camino, porque es el pincel su arma, que anima sus deseos y sus metas siempre enaltecedoras, siempre en la lucha por un mundo mejor, en el que la mujer sea plena, feliz, reconocida al margen del machismo tan dañino que corroe a una parte de nuestra sociedad.

Es el Expresionismo su mejor tendencia para comunicar lo que piensa, lo que cree, lo que sustentan sus ideas reveladoras, y a partir de la figura femenina como centro, siempre hace reflexionar con un mensaje contundente, para nada disimulado, porque su mente y sus manos, muestran la coherencia de las grandes exponentes del arte.

Yamila Coma es dueña de un estilo que marca la diferencia, la distingue por sobre los demás, porque nació para el arte, y la pintura se enaltece con sus trazos, y la vida misma acuna sus ideas y sus obras, siempre imperecederas, siempre reveladoras, y de ahí que su nombre se haya inscrito para siempre en la historia de las artes plásticas de su terruño y un poco más allá.

Tomado del blog Desde mi orilla, del periodista tunero Miguel Díaz Nápoles.

Los árboles, por siempre nuestros mejores aliados



                                        Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.

Es hermoso poder disfrutar de un paisaje en el que predomine el verdor de las plantas y la alegría de la Naturaleza toda. Es hermoso ver un árbol frondoso erguirse en franco desafío a los vientos fuertes y a la mano despiadada del hombre.                            

Desde que existe nuestro planeta, los árboles han sido fundamentales para la vida y por ello los apreciamos, aunque no siempre se les ha concedido su justo valor.

Sabido es que los árboles nos aportan oxígeno y alimento en forma de frutos, además proporcionan madera con la que desde hace siglos se construyen herramientas, viviendas y muebles.

Entre otros beneficios, los árboles absorben dióxido de carbono y combaten así el efecto invernadero, previenen la erosión del suelo en zonas donde hay laderas o pendientes lo cual produce un lento corrimiento del suelo, además, mantienen la humedad del terreno gracias a sus raíces y sedimentos.

Purifican el aire, absorben gases y olores contaminantes como el dióxido de azufre, el ozono o el amoníaco a través de sus hojas, corteza o raíces, de esta forma contribuyen a mantener el aire más limpio.

Muchas especies tienen gran importancia económica ya que se utilizan en la industria farmacéutica, alimentaria, en perfumería… y la comercialización de sus productos proporciona ingresos a las comunidades.

Los árboles nos regalan sombra y disminuyen la temperatura en las ciudades, crean microclimas que ayudan a refrescar el ambiente debido a que liberan vapor de agua al aire a través de sus hojas.

También contribuyen a reducir la contaminación acústica, por eso en determinadas zonas de las ciudades expuestas a ruidos, como viviendas cerca de carreteras o aeropuertos, se plantan zonas arboladas.

Las ventajas que nos aportan los árboles son muchas; sin embargo, han sido los seres humanos los causantes de que los bosques hayan disminuido considerablemente en todo el mundo, razón de los esfuerzos que hacen muchos países, entre ellos Cuba, por desarrollar planes de reforestación científicamente probados y con amplia participación de toda la sociedad.

Decía José Martí: “las masas de árboles favorecen las lluvias, dan humedad al aire, evitan que la tomen de las plantas agrícolas y las agoten; sujetan las tierras y las aguas, evitan los hundimientos, los arrastres, las inundaciones y los torrentes; dan frescura al suelo y permiten así que crezcan buenos pastos: son, en una palabra, los árboles, además de un gran elemento de riqueza, los mejores amigos de la agricultura y la ganadería.”

Sabias palabras de nuestro Apóstol quien definió con acierto: “Comarca sin árboles, es pobre. Ciudad sin árboles es malsana. Terreno sin árboles, llama poca lluvia y da frutos violentos… Hay que cuidar de reponer las maderas que se cortan para que la herencia quede siempre en flor y los frutos del país solicitado estén señalados como buen país productor.”

El patio de Lídice



Mi vecina Lídice tiene un patio de ensueño. Sin ser demasiado grande, ese espacio que asemeja un remanso, atesora plantas de diversos tipos: mango, anoncillo, limón, especias, algunas medicinales, y la mayoría ornamentales.
Distribuidas por las manos sabias de Lídice -y de Melania, su mamá-malanguitas, helechos, begonias, orquídeas, dan colorido y belleza al lugar, bien delimitado por un separador improvisado que ubica de un lado las simplemente decorativas, y del otro las que dan frutos para comer; aunque, en algún rincón, unas y otras se funden como en un abrazo.
Para quienes las conocen, saben que las primeras son cuidadas con esmero por la joven, y las segundas son de la anciana, que a sus 80 años aún las riega y las cuida como si fueran seres humanos.
Lídice es una joven trabajadora y perseverante, amiga sincera, servicial y alegre. A pesar de serios problemas de salud, se graduó en 2012 de Licenciada en Estudios Socioculturales y no hay libro, revista ni periódico cerca de ella que no sea objeto de su atención, pues “debemos saber de todo y estar bien informados”.
Lídice en plena faena.
Los días en que el anoncillo y la mata de mango mudan las hojas, la escoba parece una extensión de sus brazos, y mientras más fuerte es el viento y más hojas caen al suelo, más dedicación y optimismo derrocha la jardinera.
Melania supo de carencias y pasar mucho trabajo en su juventud, por eso, dice, ella prefiere sembrar y cuidar las que sirven para alimentarse.
A pesar de los dolores propios de la edad, a menudo la encuentras arrancando las malas hierbas, mientras señala orgullosa sus plantas preferidas: el tilo, llantén, orégano y cilantro entre ellas, algunas las utiliza en remedios caseros, otras sazonan su comida y en general contribuyen a la economía familiar.

Ambas se han propuesto incrementar su huerto con plantas llegadas casi siempre de la buena voluntad y el aprecio de mucha gente que sabe de su pasión por el cultivo.
Asimismo dan ejemplo y consejo para que otros se sumen a esta actividad que, además de ser muy útil, recrea y combate el estrés.
La casa identificada con el número 38, en la calle Rubí, esquina Maceo, en la ciudad de Las Tunas, recibe innumerables visitas cada día, familiares, amistades o simples conocidos llegan hasta allí en busca de cariño y afecto, sentimientos que abundan en cualquier época del año en el hogar de Lídice y Melania.
Y para asombro del visitante reciente o de personas atadas a prejuicios sociales, a la sombra del anoncillo y contemplando la nueva variedad de begonias que hay en el patio se conversa mejor, y pasa el tiempo sin sentirlo, sobre todo si bate ese vientecillo fresco y juguetón de las tardes estivales.