viernes, 7 de agosto de 2015

Los árboles, por siempre nuestros mejores aliados



                                        Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.

Es hermoso poder disfrutar de un paisaje en el que predomine el verdor de las plantas y la alegría de la Naturaleza toda. Es hermoso ver un árbol frondoso erguirse en franco desafío a los vientos fuertes y a la mano despiadada del hombre.                            

Desde que existe nuestro planeta, los árboles han sido fundamentales para la vida y por ello los apreciamos, aunque no siempre se les ha concedido su justo valor.

Sabido es que los árboles nos aportan oxígeno y alimento en forma de frutos, además proporcionan madera con la que desde hace siglos se construyen herramientas, viviendas y muebles.

Entre otros beneficios, los árboles absorben dióxido de carbono y combaten así el efecto invernadero, previenen la erosión del suelo en zonas donde hay laderas o pendientes lo cual produce un lento corrimiento del suelo, además, mantienen la humedad del terreno gracias a sus raíces y sedimentos.

Purifican el aire, absorben gases y olores contaminantes como el dióxido de azufre, el ozono o el amoníaco a través de sus hojas, corteza o raíces, de esta forma contribuyen a mantener el aire más limpio.

Muchas especies tienen gran importancia económica ya que se utilizan en la industria farmacéutica, alimentaria, en perfumería… y la comercialización de sus productos proporciona ingresos a las comunidades.

Los árboles nos regalan sombra y disminuyen la temperatura en las ciudades, crean microclimas que ayudan a refrescar el ambiente debido a que liberan vapor de agua al aire a través de sus hojas.

También contribuyen a reducir la contaminación acústica, por eso en determinadas zonas de las ciudades expuestas a ruidos, como viviendas cerca de carreteras o aeropuertos, se plantan zonas arboladas.

Las ventajas que nos aportan los árboles son muchas; sin embargo, han sido los seres humanos los causantes de que los bosques hayan disminuido considerablemente en todo el mundo, razón de los esfuerzos que hacen muchos países, entre ellos Cuba, por desarrollar planes de reforestación científicamente probados y con amplia participación de toda la sociedad.

Decía José Martí: “las masas de árboles favorecen las lluvias, dan humedad al aire, evitan que la tomen de las plantas agrícolas y las agoten; sujetan las tierras y las aguas, evitan los hundimientos, los arrastres, las inundaciones y los torrentes; dan frescura al suelo y permiten así que crezcan buenos pastos: son, en una palabra, los árboles, además de un gran elemento de riqueza, los mejores amigos de la agricultura y la ganadería.”

Sabias palabras de nuestro Apóstol quien definió con acierto: “Comarca sin árboles, es pobre. Ciudad sin árboles es malsana. Terreno sin árboles, llama poca lluvia y da frutos violentos… Hay que cuidar de reponer las maderas que se cortan para que la herencia quede siempre en flor y los frutos del país solicitado estén señalados como buen país productor.”

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