El año 2015 ha estado signado por la muerte de miles de seres humanos que escapan de las guerras, la miseria y el hambre.
Las aguas del Mar Mediterráneo, el Eurotúnel, las fronteras, se han
convertido en noticias, casi a diario, por obra y gracia de la
desesperación de quienes huyen del horror y el miedo, de la destrucción y
la muerte.
Algunos expertos han analizado el término «crisis migratoria», y no
parece ser este el que refleje en toda su dramática dimensión lo que
sucede en esa área con saldo de más de dos mil 760 inmigrantes muertos
en lo que va de año.
Sin embargo, las cifras de ahogados y desaparecidos aumentan por
días, y no se vislumbra pueda detenerse el trasiego humano como
consecuencia de la aplicación de las medidas adoptadas por la Unión
Europea.
Decididamente, no se trata de un desequilibrio migratorio entre el
África Subsahariana, Medio Oriente y Europa, el tema tiene aristas más
profundas y todas giran alrededor de la idea de sirios, libios y de
otros países que huyen en masa de la devastación y la desgracia de la
confrontación bélica entre facciones, grupos étnicos o religiosos, pero
también por razones políticas.
A estas alturas, está claro que en Siria no hay, en el sentido recto
de la frase, una guerra civil, pues se conoce que desde afuera se
organizó el escenario y se seleccionaron y entrenaron a los “opositores”
para simular una confrontación interna.
Bajo esta circunstancia surgió Estado Islámico, grupo terrorista
caracterizado por la crueldad de sus acciones, solo comparables con los
desmanes del nazismo en contra de los judíos y otras minorías sociales.
Por supuesto, el poder de Estados Unidos, y de otras potencias
europeas interesadas en acabar con Bashar Al Assad, se encuentra metido
hoy de lleno en el asunto, y lo que es peor, lejos de cejar en el
empeño, incrementa el apoyo a quienes agreden a Siria para lograr un
«cambio de régimen», cuando la realidad indica otro objetivo más lesivo a
la mirada del mundo exterior.
Ahora es difícil prever por cuánto tiempo más se extenderá la guerra
en Siria –principal aportador de migrantes- sobre todo porque se
incrementa la agresión a esa nación y se preparan más «opositores» con
el fin de destruir a Bashar Al Assad.
Recordemos que Al Assad responsabilizó a Europa por dar apoyo a los grupos terroristas.
De acuerdo con lo dicho por el jefe de Estado, la única forma para que
Europa frene la avalancha de refugiados es dejando de apoyar a los
terroristas, ya que son el origen del problema.
Sin embargo, este martes los 28 ministros de Interior de la Unión Europea se reunieron para resolver los problemas más acuciantes asociados al flujo de los inmigrantes y refugiados,
y aunque parezca paradójico el centro del análisis fue la necesidad de
acordar una nueva distribución entre los países miembros de la Unión de
los 120 mil refugiados que en este momento buscan asilo en Europa.
De momento, lograron consensuar un nuevo plan de reubicación de los
refugiados, pese a los votos en contra de Hungría, República Checa,
Eslovaquia y Rumanía, y la abstención de Finlandia.
Pero, ¿será esta la solución? ¿Acaso no seguirán solicitando asilo
más personas desesperadas? Y ¿qué harán para detener los conflictos en
la región?
No se puede esperar mucho más, en tanto, quienes podrían decidir no ven más allá de sus propios intereses.
A LA ESPERANZA
Este es un blog que pretende mostrar a quienes me lean los temas que me interesan, algunos porque son afines a mi personalidad, otros porque atañen a todos, y en ellos la esperanza será la protagonista. Espero que mis reflexiones agraden a quienes por afecto o curiosidad lleguen hasta aquí.
martes, 29 de septiembre de 2015
Cuidadoras, protagonistas por el bien ajeno
Los adultos mayores merecen especial atención. |
Hace poco hice el recuento de mis amigas o conocidas de
muchos años y comprendí que a todas, o al menos a la mayoría, le llegó el
momento de cuidar a sus padres ancianos u otros familiares que, por
circunstancias de la vida, quedaron bajo su amparo.
Así como a ellas, me sucede a mí, y a muchas compañeras de
trabajo o de mi entorno social. Confieso que no tuve conciencia de lo difícil
que resulta, hasta que me tocó vivirlo en carne propia, y la experiencia me ha
hecho reflexionar acerca de esta etapa de la vida.
Resulta normal que los padres envejezcan y se llenen de
achaques, así se convierten en dependientes de los hijos, varones y hembras.
Pero, lo más frecuente es que, sea cual sea el lazo que los una, la mujer asuma
la responsabilidad de cuidar a los ancianos o persona impedida de valerse por
sí misma en su núcleo familiar.
No importa si son dos, tres o quince los miembros de la
familia; si todos trabajan o alguno no tiene mayores obligaciones: el cuidado
de los padres, abuelos o enfermos -con padecimientos crónicos de los nervios,
retraso mental, Alzheimer, enfermedades terminales, entre otras patologías-
siempre recae sobre las féminas, aunque excepcionalmente algunos hombres
también lo hacen, y muy bien, por cierto.
Hijas, hermanas, esposas, nueras, suegras, tías, cualquiera
de ellas puede asumir el encargo de cuidar a un enfermo. Para eso han sido
educadas: el ejemplo de las abuelitas, al que se adiciona la postura machista y
cómoda de padres y hermanos, quienes aseguran que “ellas lo saben hacer mejor”,
confirman esta suerte de “herencia de género”.
Hasta en los centros de trabajo -felizmente no en todos- se
comprende mejor a la mujer que se ausenta porque tiene que llevar a su familiar
enfermo a un turno médico, o que se va antes de terminar la jornada porque
recibió una llamada para avisar que en la casa necesitan su presencia.
Y es que socialmente también se ha predeterminado la función
de cuidadora para las mujeres, aun cuando esta debiera ser una responsabilidad
compartida por toda la familia.
Generalmente ocurre que las cuidadoras se ven obligadas a
renunciar a vivir como lo habían hecho hasta el momento de asumir su nueva
función.
Poco a poco van relegando proyectos personales y laborales;
abandonan puestos de dirección porque no pueden cumplir con todo; piden
licencia o reducen sus jornadas; se llevan los papeles a casa para terminar el
trabajo de madrugada; algunas solicitan la jubilación y otras se estresan al
querer hacerlo todo bien, en el centro laboral y en el seno del “dulce hogar”.
Lo peor es que olvidan cuidar su salud, por el bien de ellas
mismas y el de los demás. No tienen en cuenta horarios para alimentarse, dormir
y descansar, así empatan los días, las semanas y los meses sin conocer el
reposo.
Es por eso que las personas cuidadoras terminan
enfermándose. En el aspecto físico sufren cansancio, cefaleas y dolores
articulares; comienzan a padecer de hipertensión arterial, trastornos
circulatorios, entre otras afecciones; mientras, en el psíquico se manifiestan
la depresión, trastornos del sueño, ansiedad e irritabilidad.
En el plano social no podrán disfrutar de tiempo libre para
dedicar a sus amistades. En estas condiciones, la soledad y el aislamiento
caracterizarán su existencia pues disminuyen las posibilidades de relacionarse
con otras personas que no sean las de su entorno familiar.
Según los especialistas es la codependencia la enfermedad
que más afecta a cuidadores y cuidadoras. Esta patología es difícil de
identificar y tratar pues se confunde en ocasiones con la actitud sana de una
persona que enfrenta un problema.
Se manifiesta en una excesiva preocupación por el otro; la
cuidadora o cuidador se siente responsable de la persona a su cargo y culpable
por lo que le pueda pasar; no se atreve a alejarse de su lado por más que lo
necesite y su conducta en general es obsesiva.
Por supuesto, bajo estas condiciones las posibilidades de
perjudicar, lejos de ayudar, aumentan, y la cuidadora será ella misma otro
problema.
Para solucionarlo lo primero que debe hacerse es aceptar que
se es codependiente. Luego, quizás sea preciso asesorarse
con un profesional o incorporarse a un grupo de autoayuda; en cualquier
caso, la conciencia de la necesidad de un cambio de actitud es imprescindible.
Controlar la ira hacia los demás, luchar contra el estrés,
distribuir las tareas del hogar para no sobrecargarse y pedir ayuda a los
especialistas para salir adelante son condiciones básicas para cuidar con
buenos resultados a la persona que tiene a su amparo, a la vez que evita
enfermarse.
Las cuidadoras dejan todo a un lado llegado el momento de
atender a sus seres queridos que no pueden valerse por sí mismos; interrumpen
sus vidas y se olvidan del descanso; corresponde entonces a los demás hacerles
la existencia más agradable, brindarles apoyo y cuidar su salud para que puedan
cumplir con su deber sin que les resulte una penosa carga.
miércoles, 2 de septiembre de 2015
Giustino di Celmo
Giustino di Celmo/ Foto Cubadebate |
Los tontos dicen que Fabio estaba «en el momento y el lugar equivocados»; los ingenuos aseguran que «la cosa era para él» y eso por la manera casi cronométrica en la que se dieron sus pasos desde la habitación, el pasillo, el ascensor, la bomba….
Los dolidos, los tristes, los más, yo creo que entendemos que la saña no tuvo límites y la ira ante la verdad infinita de este país, tampoco; irrespetaron sobremanera la vida de cualquiera que estuviera en el camino, en el Copacabana, por amor al odio.
Pero no son estas líneas escritas para Fabio y los acertijos de su muerte aquel día de 1997, son para un padre sin consuelo hasta el minuto final que se despidió de la vida sin ver justicia completa, sin dejar de exigirla y que apostó por acompañar a este país hasta el último de sus días, a pesar de los pesares.
Y no fueron pocos, nunca deben ser pocos los pesares de cualquier amanecer cuando se pierde a un hijo joven, repleto de sueños, lleno de ganas, presto a conquistar.
Giustino quedó en la Isla desde ese año, por decisión personal; y por esa misma razón ingresó al Partido Comunista de Cuba, batalló por Los Cinco, denunció a Posada Carriles hasta el cansancio y acompañó a quienes lo hicieron a su lado por Barbados, por otros muertos, por amor…
Murió anoche, a los 94 años y yo veo su foto y pienso en mi hijo, en el fútbol, en Fabio, en aquel ballet y otra vez me da rabia y tristeza y miedo y esperanza. No se le hizo justicia en vida. La lucha por su llanto: debe seguir.
Publicado en Tiempo 21, por Esther de la Cruz Castillejo
sábado, 29 de agosto de 2015
Un óleo sobre lienzo, título: Yamila
Sus cuadros gritan, hablan sin medias tintas, lanzan sus verdades y
el público no puede menos que escucharlas, y desgraciadamente,
reconocerse además. Porque todos tenemos una amiga o somos ese ser
obviado por la violencia y los estereotipos. Quizás peor, somos el
victimario.
La artista se adentra en la constelación interior femenina, convulsa porque la sociedad le depara no solo doble jornada de trabajo, sino también pruebas emocionales más altas. Ante tal urgencia ¡qué le va importar a la pintora si estará en las enciclopedias de aquí a 100 años! Ser útil ahora es la apetencia, por eso siempre las mujeres de sus obras enfrentan la vida mirándole a la cara, con una fortaleza difícil de palidecer, por más ventiscas que se arrimen.
Invariablemente la creadora le da al espectador el gozo de hallarla entre miles. Su protagonista se cambia de dolores, de vestidos, pero allí está con el cabello negro extenso, el cuerpo estirado, y un montón de palabras esperando por salir y que dice desde una personalidad imponente. Lo figurativo, el tono íntimo y los colores contrastantes ayudan a escribir estas lecturas sobre la naturaleza humana, a la que no teme descubrirle sombras.
Yamila Coma Vargas se graduó en 1998 en la Academia Profesional de Artes Plásticas de Las Tunas, estudió la especialidad de escultura. Ha participado en más de 40 exposiciones, entre personales y colectivas. La admiran en colecciones privadas de países como España, Noruega, Italia, Inglaterra, Alemania, Francia, Puerto Rico, Colombia y Canadá. Está considerada, sin distinción de género, en una de las relevantes voces del panorama pictórico local.
En el 2001 alcanzó el premio del más importante salón de la provincia La Plástica en Abril y eso le abrió las puertas de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). Muchos la pueden imaginar feminista o una mujer sufrida. Ni una cosa ni la otra. Lo primero lo desecha igualándolo al machismo, y lo segundo. hablando de un hogar recompensado con el amor.
Próximamente, en el mes de septiembre, un coleccionista tunero expondrá algunas de sus piezas en el bar-restaurante Caché, ubicado en esta localidad. Esperemos que los comensales sepan calibrar la madurez creativa, el talento y la sinceridad que pasearán por las paredes. Yamila en persona no es de mucho hablar, pero cuando pinta, no hay verbo que se le resista.
¿Cómo inició el romance con la plástica?
Mi mamá fue maestra de Primaria, impartía la asignatura de Artes Plásticas y me crié en ese universo de macillas y acuarelas, dibujando, modelando. Siempre andaba con la idea de imaginar y crear otros mundos. Además veía mucho los muñequitos rusos, que sin dudas marcaron a mi generación. A ellos les debo algunas influencias que aún hoy a veces percibo en mis cuadros.
Al inicio la escultura fue la motivación, luego la salud puso trabas, ¿siente nostalgia de esa etapa?
Tallé muchas obras en madera, incluso en ácana, que es muy fuerte, tanto que cuando la trincha chocaba con ella sacaba chispa. Era un trabajo duro y físicamente me debilitó bastante. Tengo en la mano derecha desgaste en el hueso. Sin embargo me encanta la escultura, sobre todo modelar en ferrocemento.
¿Y cuándo nació esa mujer de pelo largo, cuerpo enjuto y voz firme?
Nació por accidente, necesitaba una figura que representara la fuerza y la acción de la mujer. Detrás de ella me creció como un telón de fondo, era el pelo, símbolo de la vida y sus raíces.
Sus protagonistas están en pie de lucha, ¿así debemos vivir nosotras?
Exacto, porque la existencia tiene muchos obstáculos, sobre todo para la mujer, y debe saltarlos, superarlos. Hay que sobreponerse, enfrentar la realidad y estar alerta para lo que venga.
¿Les imagina a ellas una historia más allá de los lienzos? ¿Piensa que triunfan?
Imagino, pero no siempre triunfan, depende del estado de ánimo y de la capacidad de uno para ver más allá. También se lo dejo al espectador, cada cual tiene su mundo y le dará el final que quiera.
A las claras usted es reservada y su físico denota cierta fragilidad. En cambio, los cuadros son impetuosos, ¿está ahí la verdadera Yamila?
Soy muy introvertida. Mis cuadros sacan un poco lo que yo quisiera proyectar hacia la vida. No tengo la necesidad de ser una mujer dura, porque mi esposo es bueno y me apoya, pero sé de muchas por ahí que son aplastadas, marginadas, violentadas. Les pongo a ellas como una máscara que denota su situación, y a la vez les imprimo fuerza para que no se dejen vencer.
El verde y el rojo son en su estética otros dos personajes, ¿siempre los identificó como aliados?
Para nada, no los asumía porque no tenían nada que ver conmigo, de igual manera comprendí que los necesitaba, su contraste me ayuda a rodear a esa mujer situada en un ambiente de contradicciones.
Gusta de los mensajes explícitos, ¿alguien le ha confesado encontrarse en ellos?
En cierta convocatoria del desaparecido salón Fayad Jamís, obtuve el primer lugar con un tríptico y se me acercó una muchacha para decirme que yo había reflejado su experiencia, supe por ella de sucesos muy violentos. Me conmocionó.
El espectador es quien tiene la palabra, cuando uno hace el cuadro, ya deja de ser su dueño para pertenecer a la gente que escribirá su propia historia.
¿Qué le sugeriría a las artes plásticas en Las Tunas?
Tenemos varias galerías bien ubicadas, pero muy maltratadas. No vale la pena exponer así, ahora mismo solo una posee buenas condiciones, la "Fayad Jamís".
¿Es posible hacer una obra ajena al mercado y que sea reconocida?
Es muy difícil. He tenido un poco de suerte y mis obras han gustado en varias direcciones, incluyendo al mercado. Sin embargo, la mayoría de los artistas tienen que hacer concesiones para sobrevivir.
¿Continuará con su discurso pictórico?
Me sobran motivos para hacerlo. Seguiré defendiendo a la mujer, porque en mi familia he visto a unas cuantas sufrir por el machismo.
¿Y cómo le va en la educación de su pequeña?
Hasta ahora vamos bien, es una niña buena, aunque no puedo bajar la guardia, porque hay muchas influencias negativas en la calle. Los niños son como esponjas que recogen lo bueno y lo malo. Sin sobreprotegerlos debemos cuidarlos, conversar con ellos. Pero creo que sí, vamos a lograr que ella sea una buena persona, es lo más importante para nosotros.
Escrito por Zucel de la Peña Mora / Fotos de la autora
La artista se adentra en la constelación interior femenina, convulsa porque la sociedad le depara no solo doble jornada de trabajo, sino también pruebas emocionales más altas. Ante tal urgencia ¡qué le va importar a la pintora si estará en las enciclopedias de aquí a 100 años! Ser útil ahora es la apetencia, por eso siempre las mujeres de sus obras enfrentan la vida mirándole a la cara, con una fortaleza difícil de palidecer, por más ventiscas que se arrimen.
Invariablemente la creadora le da al espectador el gozo de hallarla entre miles. Su protagonista se cambia de dolores, de vestidos, pero allí está con el cabello negro extenso, el cuerpo estirado, y un montón de palabras esperando por salir y que dice desde una personalidad imponente. Lo figurativo, el tono íntimo y los colores contrastantes ayudan a escribir estas lecturas sobre la naturaleza humana, a la que no teme descubrirle sombras.
Yamila Coma Vargas se graduó en 1998 en la Academia Profesional de Artes Plásticas de Las Tunas, estudió la especialidad de escultura. Ha participado en más de 40 exposiciones, entre personales y colectivas. La admiran en colecciones privadas de países como España, Noruega, Italia, Inglaterra, Alemania, Francia, Puerto Rico, Colombia y Canadá. Está considerada, sin distinción de género, en una de las relevantes voces del panorama pictórico local.
En el 2001 alcanzó el premio del más importante salón de la provincia La Plástica en Abril y eso le abrió las puertas de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). Muchos la pueden imaginar feminista o una mujer sufrida. Ni una cosa ni la otra. Lo primero lo desecha igualándolo al machismo, y lo segundo. hablando de un hogar recompensado con el amor.
Próximamente, en el mes de septiembre, un coleccionista tunero expondrá algunas de sus piezas en el bar-restaurante Caché, ubicado en esta localidad. Esperemos que los comensales sepan calibrar la madurez creativa, el talento y la sinceridad que pasearán por las paredes. Yamila en persona no es de mucho hablar, pero cuando pinta, no hay verbo que se le resista.
¿Cómo inició el romance con la plástica?
Mi mamá fue maestra de Primaria, impartía la asignatura de Artes Plásticas y me crié en ese universo de macillas y acuarelas, dibujando, modelando. Siempre andaba con la idea de imaginar y crear otros mundos. Además veía mucho los muñequitos rusos, que sin dudas marcaron a mi generación. A ellos les debo algunas influencias que aún hoy a veces percibo en mis cuadros.
Al inicio la escultura fue la motivación, luego la salud puso trabas, ¿siente nostalgia de esa etapa?
Tallé muchas obras en madera, incluso en ácana, que es muy fuerte, tanto que cuando la trincha chocaba con ella sacaba chispa. Era un trabajo duro y físicamente me debilitó bastante. Tengo en la mano derecha desgaste en el hueso. Sin embargo me encanta la escultura, sobre todo modelar en ferrocemento.
¿Y cuándo nació esa mujer de pelo largo, cuerpo enjuto y voz firme?
Nació por accidente, necesitaba una figura que representara la fuerza y la acción de la mujer. Detrás de ella me creció como un telón de fondo, era el pelo, símbolo de la vida y sus raíces.
Sus protagonistas están en pie de lucha, ¿así debemos vivir nosotras?
Exacto, porque la existencia tiene muchos obstáculos, sobre todo para la mujer, y debe saltarlos, superarlos. Hay que sobreponerse, enfrentar la realidad y estar alerta para lo que venga.
¿Les imagina a ellas una historia más allá de los lienzos? ¿Piensa que triunfan?
Imagino, pero no siempre triunfan, depende del estado de ánimo y de la capacidad de uno para ver más allá. También se lo dejo al espectador, cada cual tiene su mundo y le dará el final que quiera.
A las claras usted es reservada y su físico denota cierta fragilidad. En cambio, los cuadros son impetuosos, ¿está ahí la verdadera Yamila?
Soy muy introvertida. Mis cuadros sacan un poco lo que yo quisiera proyectar hacia la vida. No tengo la necesidad de ser una mujer dura, porque mi esposo es bueno y me apoya, pero sé de muchas por ahí que son aplastadas, marginadas, violentadas. Les pongo a ellas como una máscara que denota su situación, y a la vez les imprimo fuerza para que no se dejen vencer.
El verde y el rojo son en su estética otros dos personajes, ¿siempre los identificó como aliados?
Para nada, no los asumía porque no tenían nada que ver conmigo, de igual manera comprendí que los necesitaba, su contraste me ayuda a rodear a esa mujer situada en un ambiente de contradicciones.
Gusta de los mensajes explícitos, ¿alguien le ha confesado encontrarse en ellos?
En cierta convocatoria del desaparecido salón Fayad Jamís, obtuve el primer lugar con un tríptico y se me acercó una muchacha para decirme que yo había reflejado su experiencia, supe por ella de sucesos muy violentos. Me conmocionó.
El espectador es quien tiene la palabra, cuando uno hace el cuadro, ya deja de ser su dueño para pertenecer a la gente que escribirá su propia historia.
¿Qué le sugeriría a las artes plásticas en Las Tunas?
Tenemos varias galerías bien ubicadas, pero muy maltratadas. No vale la pena exponer así, ahora mismo solo una posee buenas condiciones, la "Fayad Jamís".
¿Es posible hacer una obra ajena al mercado y que sea reconocida?
Es muy difícil. He tenido un poco de suerte y mis obras han gustado en varias direcciones, incluyendo al mercado. Sin embargo, la mayoría de los artistas tienen que hacer concesiones para sobrevivir.
¿Continuará con su discurso pictórico?
Me sobran motivos para hacerlo. Seguiré defendiendo a la mujer, porque en mi familia he visto a unas cuantas sufrir por el machismo.
¿Y cómo le va en la educación de su pequeña?
Hasta ahora vamos bien, es una niña buena, aunque no puedo bajar la guardia, porque hay muchas influencias negativas en la calle. Los niños son como esponjas que recogen lo bueno y lo malo. Sin sobreprotegerlos debemos cuidarlos, conversar con ellos. Pero creo que sí, vamos a lograr que ella sea una buena persona, es lo más importante para nosotros.
Escrito por Zucel de la Peña Mora / Fotos de la autora
viernes, 28 de agosto de 2015
La familia cubana de fiesta por el inicio del curso escolar
Otra vez, las calles se llenarán de uniformes y la familia en pleno será protagonista. |
Libretas, lápices, mochilas y un sinnúmero de detalles colman la atención de los padres, mientras los infantes sienten la emoción de la primera experiencia o del reencuentro con los amiguitos y maestros.
En los hogares donde el niño comienza el preescolar, las expresiones de regocijo son mayores; hasta los vecinos dedican frases de elogio y estímulo al infante, que se convierte en protagonista y eso lo hace sentir un poco mayor.
Los que continúan estudios también reciben palabras de reconocimiento por lo logrado y de exhortación a seguir adelante y obtener mejores resultados.
Alegra sabe
r que hasta los más chicos participan en las tareas de embellecimiento con el fin de que las escuelas reluzcan el primero de septiembre; pero, lo mejor es constatar el compromiso de padres, estudiantes y educadores de lograr un calendario superior al anterior.
Todo está asegurado para que no falten los medios de enseñanza necesarios en las aulas: desde los libros, libretas y computadoras donde están previstas, hasta las láminas y juguetes didácticos destinados a los más pequeños.
También se acondicionaron locales en los cuales se repararon pupitres y ventanas, y se garantizó la iluminación adecuada en los locales.
No habrá aula sin maestro ni alumno sin la posibilidad de continuar estudios este primero de septiembre.
Entonces, con las condiciones creadas solo queda comprometernos a cumplir la parte que nos corresponde en el empeño de lograr calidad en la promoción del curso 2015-2016.
Corresponder a los esfuerzos que hace el país para garantizar el inicio del curso, implica el compromiso de inculcar en nuestros hijos el cuidado de la base material de estudio, el respeto a los maestros y profesores, la puntualidad y la disciplina en el cumplimiento de las diferentes actividades del proceso docente educativo, así como mantener una adecuada relación familia-escuela.
En tanto se acerca el primer día de clases recordamos ese clásico aroma a libretas y uniformes recién estrenados… toca ahora a las nuevas generaciones disfrutar ese momento mágico, y a la familia celebrarlo porque en realidad es un día de fiesta para todos los cubanos.
¿Delincuentes, rebeldes sin causa o víctimas del sistema?
La sociedad estadounidense no está curada del racismo |
Nombres como el de Michael Brown, Vonderrit Myers Jr., Antonio Martin, Walter Scott, Freddie Gray, Normal Cooper, Mansur Ball-Bey, engrosan la lista de víctimas de la violencia contra los negros en el gran país que tiene a bien cuestionar a otros por no respetar, según sus criterios, los derechos humanos.
Sin dudas, se trata de la Ley del embudo: lo ancho para mí, loestrecho para lo demás, un código moral demasiado flexible, utilizado para encubrir una realidad por todos conocida y que atañe en esta ocasión a las autoridades policiales e individuos afroamericanos.
Pero, súmense a esos actos de violencia -que terminaron en cada caso con la muerte de una persona baleada por los agentes de la ley- los hechos acaecidos en la iglesia Emanuel de Charleston, Carolina del Sur, o en el cine de Lafayette, estado de Louisiana, por solo citar dos ejemplos, en los cuales dementes adictos a las armas dispararon contra la población, mayormente negra, con saldo de varios fallecidos.
También es bueno recordar las matanzas en escuelas norteamericanas provocadas por jóvenes que portan armas y disparan a sus propios compañeros.
Aparentemente son situaciones diferentes; sin embargo, la esencia del problema sigue siendo la misma: la cultura de esa sociedad se basa en la intimidación, el terror, la represión, el crimen.
¿Qué fueron si no el exterminio de las comunidades indígenas en ese territorio a manos de los blancos que se expandían con afán de conquista y lucro, pero dejando atrás desolación y muerte?
¿Qué son si no el maltrato infantil, a la mujer, a las comunidades de latinos u otras etnias en esa gran nación?
¿Es que se puede esperar otra cosa del país que manda a sus mejores hijos a guerras como la de Viet Nam, o deja caer bombas atómicas sin medir el costo de vidas humanas a corto y largo plazo?
Michael Brown, Vonderrit Myers Jr., Antonio Martin, Walter Scott, Freddie Gray, Normal Cooper, Mansur Ball-Bey y tantos otros que han sufrido por el abuso de la fuerza de quienes se supone debían protegerlos, son víctimas de un sistema hecho para imponerse a partir de la destrucción y muerte de todo aquel que represente algo ajeno a sus intereses.
Personalidades de las artes, la cultura, organizaciones por los derechos humanos, dentro y fuera de Estados Unidos, se han manifestado en contra del incremento de la violencia en ese país; pero, la solución está en un cambio de raíz dentro del propio sistema.
De nada vale que se controle y reduzca la tenencia de armas en la población civil, que se tomen medidas drásticas con quienes apretaron el gatillo en las situaciones mencionadas, si siempre habrá alguien que se crea autorizado y protegido por la ley para decidir sobre la vida y la muerte de los negros y en general de los más débiles: hispanos, judíos y otras minorías.
Hasta el momento y a pesar de cierta disminución en los datos numéricos a partir de los años 80 y 90, la violencia en Estados Unidos crece y al parecer no hay mucha voluntad para acabar con ella.
En los últimos diez meses la gran nación norteña se ha visto sacudida por estos incidentes entre la policía y la comunidad negra, lo que a su vez provocó disturbios en las ciudades de Ferguson, en Missouri, y Baltimore, en Maryland, así como el asesinato de dos policías en Nueva York a manos de un activista negro que se suicidó a continuación.
A tal punto han llegado a exacerbarse los ánimos que el propio Obama ha reconocido que la sociedad estadounidense no está curada del racismo, pero, ¿basta con aceptarlo? ¿Acaso no hacen falta medidas drásticas que pongan freno a la violencia racial en Estados Unidos?
Esperemos que esas medidas lleguen antes de que se repitan los enfrentamientos y tengan que lamentar males mayores.
sábado, 15 de agosto de 2015
Perucho Figueredo, un hombre para respetar
Un hombre montado a caballo en medio de la muchedumbre enardecida, tomó
papel y lápiz y redactó unos versos henchidos de fervor patriótico.
Pronto el papel se multiplicó y pasó de mano en mano y, al momento, se
escuchó cantar una marcha de guerra. Por primera vez se entonaba en público el
Himno Nacional de Cuba.
El autor de la música y los enardecidos versos era Pedro
Figueredo Cisneros, Perucho, una de las figuras más ilustres de la villa
de San Salvador de Bayamo.
La ocasión, el festejo por la toma de esa ciudad, el 20 de octubre de 1868.
De Perucho ha quedado esa imagen grabada en el corazón de su pueblo; sin
embargo, son muchos los momentos decisivos en la vida del patriota en que se
crece y adopta posturas a la altura de un adalid de mil batallas.
Perucho había nacido en Bayamo, el 18 de febrero de 1818. Estudió leyes
y cultivó la literatura y la música. Cuentan sus biógrafos que fue un gran
pianista, capaz de conmover a quienes lo escuchaban interpretar las más
selectas melodías. Asimismo practicaba con destreza el dibujo y la caricatura.
También se destacó como literato. Manejaba la crítica con gracia e
ironía, en el epigrama era intencionado y chispeante y escribió muchos cuadros
de costumbres y poesías satíricas.
Su labor en beneficio del
desarrollo de la cultura comprende, entre otras acciones, la fundación, en La Habana, del periódico El
correo de la tarde, que fue cerrado por las autoridades por ser demasiado
crítico con el gobierno español, de la Orquesta Filarmónica,
en Bayamo, así como de un teatro de aficionados donde se representaban obras
escritas por él.
Junto a Francisco
Vicente Aguilera y Francisco Maceo
Osorio, organizó el Comité Revolucionario que en Bayamo apoyó el
levantamiento de Carlos Manuel de Céspedes, el 10 de octubre de 1868, en el
ingenio La Demajagua,
primera gran gesta independentista cubana contra el colonialismo español.
El autor del Himno fue amigo entrañable de Carlos
Manuel de Céspedes. Este lazo creció porque una de sus ocho hijas, Eulalia,
se casó con Carlos Manuel de Céspedes, hijo, y otra, Blanca, contrajo nupcias
con Ricardo Céspedes, hijo de Francisco Javier y sobrino del Héroe de la Demajagua.
Pero, desde mucho antes existía entre ambos afinidad de ideas y sentimientos
independentistas. Perucho, desde Las Mangas, secundó el alzamiento, el 13 de
octubre de 1868 y además lo hizo en Guáimaro, donde fue electo Secretario de
Guerra.
Los azares de la manigua separaron a Perucho de la familia. En junio de
1870, lograron reunirse de nuevo y su esposa se horrorizó al verlo: enfermo de
tifus, con los pies llenos de llagas, apenas se parecía al hombre de acción y
de guerra que había sido.
Entonces marcharon juntos a Las Tunas, a refugiarse del
odio español en los montes de Jobabo. Pero, fue delatado y apresado el 12 de
agosto de ese año. Inmediatamente lo trasladaron a Manzanillo y luego a
Santiago de Cuba, donde lo condenaron a muerte.
El Conde de
Valmaseda le envió un emisario con la propuesta de perdonarle la vida si
hacía dejación de la lucha. La respuesta del patriota fue rotunda: “Diga usted
al Conde que hay proposiciones que no se hacen sino personalmente para escuchar
personalmente la contestación. Yo estoy en capilla y espero que no se me
moleste más en los últimos momentos que me quedan...”
Antes de la ejecución pidió un coche o algo que lo ayudara pues apenas
podía caminar para llegar ante el pelotón de fusilamiento. Le ofrecieron un burro
para humillarlo; pero, no lo lograron. “No seré el primer redentor que cabalgue
sobre un asno”, dijo con la frente alta.
El 17 de agosto de 1870, antes de que sus enemigos le dispararan al bravo
pecho, Perucho recordó los versos del himno que había compuesto para ser
orgullo e inspiración de todos los cubanos: “¡Morir por la Patria es vivir!”.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)