Aunque el fenómeno
de la migración no es nuevo, y en diferentes partes del mundo, en distintas
épocas o de forma permanente, se han manifestado procesos migratorios motivados
en la mayoría de los casos por razones de índole económica, los últimos años se
han caracterizado por el incremento de estos hechos que por su elevado costo de
vidas humanas han conmocionado a la comunidad internacional.
Son las aguas del
Mediterráneo, principalmente las costas de Italia, el escenario de las tragedias
que han causado la muerte a cientos de personas, sobre todo en los últimos
meses en los que se evidencia el incremento de esta actividad.
¿Las razones de esa
afluencia, a pesar de los dramáticos resultados? A partir del 2011, naciones del norte de
África y Oriente Medio se encuentran bajo control de grupos radicales que
siembran la destrucción y la muerte en la región. De ahí que, a quienes deciden
marchar a Europa huyendo de la miseria y la violencia y en busca de una mejoría
económica, no les importe la posibilidad de perder la vida en el intento, si de
hecho su existencia es peor que la misma muerte.
Cifras ofrecidas
por Naciones Unidas revelan que desde
el 2014 hasta enero de este año, 165 mil migrantes atravesaron el mar
Mediterráneo para llegar a Europa, una cifra récord que casi triplica la
cantidad de 2013, cuando 60 mil refugiados hicieron la misma travesía.
El pasado año
perdieron la vida unos tres mil 500 inmigrantes al intentar cruzar el
Mediterráneo. En los últimos días de abril de 2015 fueron evacuadas hacia zonas
seguras más de cinco mil personas halladas en alta mar, mientras que unas dos
mil 300 perecieron en lo que va de año. Los datos son elocuentes y no necesitan
comentarios.
El naufragio
ocurrido frente a la isla de Lampedusa repercutió en todo el mundo, y
motivó la presencia del primer ministro italiano, Matteo Renzi; la jefa de la diplomacia
europea, Federica Mogherini, y el secretario general de la
ONU, Ban Ki-moon, en las costas de la
isla de Sicilia.
A pesar de la solidaridad de estos ejecutivos y del
rigor de las medidas que ya se habían tomado en 2014 -tales como el desarrollo
de la Operación
Tritón y las medidas adoptadas por Italia para garantizar la vigilancia
costera y el rescate de los tripulantes de barcazas en peligro de zozobrar- la
situación no ha mejorado mucho, y en franco desprecio de la vida misma, miles
de inmigrantes enfrentan a diario el peligro, víctimas de los traficantes de
personas, en su afán por llegar a Europa.
Este lunes salió a la luz una información que devela
la gravedad de la crisis humanitaria en parte de Asia y aporta una nueva arista
al tema. La policía
de Malasia descubrió 139 fosas comunes y 28 campos de detención de
migrantes gestionados supuestamente por traficantes en una región remota del
norte del país, fronteriza con Tailandia.
Las autoridades creen que la mayoría de los cuerpos
encontrados son de migrantes indocumentados bangladeshíes y de la minoría
musulmana rohinyá, perseguida en Birmania, que quedan en manos de las redes de
tráfico en su intento por alcanzar Malasia, el destino de la mayoría de ellos.
Casi a la par, este titular llama la atención de
quienes siguen la situación de los migrantes africanos: WikiLeaks
revela planes de la Unión Europea para atacar embarcaciones de refugiados en el
Mediterráneo.
Según WikiLeaks, la Unión Europea tiene
un plan para realizar intervenciones militares contra las embarcaciones que
transportan refugiados procedentes del norte de África.
El plan fue aprobado por el Comité Militar de la UE el pasado 18 de mayo con el
fin de llevar a cabo operaciones militares contra las redes e infraestructura
de transporte de inmigrantes y refugiados en el mar Mediterráneo.
Pero, los buenos propósitos aparte, ¿quién
garantiza que una agresión de este tipo no causará tanta muerte como cualquiera
de los naufragios sufridos por los inmigrantes?
Las medidas adoptadas hasta ahora no han dado los
resultados esperados. Tampoco el nuevo plan de la UE promete paliar al menos la situación. La
verdad, solo el cese de la violencia, el terror, la muerte y la destrucción,
podrían evitar que siga creciendo el fenómeno de la migración y con ella sus fatales
consecuencias.
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