A Maceo y Che los conocemos los cubanos desde los primeros años de
vida, en el círculo infantil y la escuela primaria aprendemos a identificarlos
y memorizamos anécdotas y poesías que reflejan su valor y patriotismo. Nos
llegan así, familiarmente, Maceo y Che, y aprendemos a respetarlos, admirarlos
y quererlos por lo que significan para Cuba y el mundo.
Cuando alcanzamos cierta madurez profundizamos los detalles que hacen
de estos dos grandes hombres paradigmas de revolucionarios, y buscamos en sus
raíces la génesis de su amor por Cuba, del ideario de independencia de ambos
para nutrirnos e inspirarnos en su ejemplo.
Aunque vivieron en
diferentes siglos y países distantes, ello no impidió que sus ideas
emancipadoras también coincidieran. En el Siglo XIX, Maceo fue uno de los
protagonistas de nuestras guerras de independencia. En el XX, junto a la Generación del
Centenario, el Che dejó a un lado su profesión de médico para convertirse en
soldado, con el único fin de liberar a Cuba de la tiranía batistiana.
Del heroísmo de ambos
revolucionarios mucho se ha hablado. Los historiadores han escrito páginas
colmadas de entusiasmo patriótico y pasajes de sus hazañas.
Antonio Maceo Grajales fue
uno de los cubanos más conocidos de su época y que más ha trascendido en la
memoria de sus compatriotas. Sus proezas militares y brillante trayectoria
revolucionaria han sido fuentes constantes para la historia y la leyenda.
Cualquier cubano o cubana puede identificar al protagonista principal de la Protesta de Baraguá y
hablar sobre su trayectoria.
Como el Titán de Bronce es
conocido en la historia, gracias al ímpetu y arresto con que enfrentó al
enemigo, y por su talla como hombre integral. Pero, sería injusto verlo solo
como caudillo en el combate, él fue también un hombre de pensamiento profundo.
Sobre este particular
Martí expresó: “Maceo tiene en la mente tanta fuerza como en el brazo. Firme es su
pensamiento y armonioso, como las líneas de su cráneo. Su palabra es sedosa,
como la de la energía constante, y de una elegancia artística que le viene de
su esmerado ajuste con la idea cauta y sobria”.
Ernesto Guevara de la Serna, el Guerrillero
Heroico, se ha convertido en el modelo
más reconocido y universal de un hombre nuevo, ejemplo de revolucionario e
internacionalista, capaz de rechazar cualquier tipo de prebenda o comodidades
para cumplir sencillamente con su deber en bien de la humanidad.
De Maceo y Che Fidel dijo:
“ambos fueron invasores de Oriente a Occidente; ambos murieron en combate;
ambos son hoy símbolos insuperables de valor e intransigencia revolucionaria;
ambos hicieron lo que todo un pueblo ha jurado estar dispuesto a hacer; ambos
nacieron el mismo día: 14 de junio. El azar no habría podido idear algo
mejor".
El Titán de Bronce y el
Guerrillero Heroico, tuvieron muchas cualidades comunes: arrojo en el combate,
fe en la victoria, apego al internacionalismo, pero sobre todas las cosas,
ambos eran acérrimos antiimperialistas.
El legado de estos dos
grandes de la Patria
constituye una guía para las nuevas generaciones. La historia de cada uno es
caudal inagotable de valores humanos. De él han de beber quienes pretendan
hacerse hombres útiles a la patria, a la sociedad.
Por ello, nunca será
suficiente el estudio y profundización en sus biografías, en las obras que
recogen su protagonismo en las luchas por la independencia de Cuba, tanto como
en sus escritos que resumen su pensamiento político, ético y económico.
De Maceo y Che mucho
tenemos aún que estudiar y aprender. Volvamos pues a ellos, que es el mejor
modo de rendirles tributos: aprender de su ejemplo.
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